LUIS MARIA ANSON
Rajoy se equivocó al no convocar una magna manifestación popular tres días después de la atrocidad de la terminal 4 de Barajas. Acertó al salir a la calle con centenares de miles de manifestantes, tras cumplir Zapatero su compromiso con Eta y excarcelar a De Juana Chaos. Hay que aplaudirle ahora por su presencia mañana en una manifestación que evidencia los acuerdos subterráneos del presidente por accidente con la banda terrorista, entre ellos la anexión de Navarra al País Vasco. No se trata de especulaciones. Hay indicios suficientes para convocar esa manifestación. Que Zapatero niegue la negociación no significa nada. Sobre este asunto nos está mintiendo desde hace varios años. Es un embustero.
Refugiado en una vaga alusión de la Constitución, Zapatero ha cedido ya y trabaja para poner en marcha la operación que quieren los terroristas y que, sobre la coacción y el terror, terminará por integrar Navarra en la ambición de los abertzales vascos si no se desbarata a tiempo, si no se desenmascara ante la opinión pública la turbia maniobra en la que anda metido el Gobierno de Zapatero.
El presidente decidió en 2004 cambiar de socio constituyente y destrozó la Transición. En lugar del Partido Popular, en vez del centro derecha, el presidente sonrisas ha elegido a los partidos nacionalistas para decidir sobre las grandes cuestiones de Estado: territorialidad, terrorismo, política exterior. Ha pasado de contar con el 80% de los votos a reducirse a poco más del 50%. De ahí deriva la inestabilidad de la vida española y la creciente crispación. Pero con esa política Moncloa aísla al PP, garantiza la victoria zapateril, según su entorno, en las próximas elecciones, y compromete gravemente la unidad de España a medio plazo, lo que a Zapatero le importa un ardite.
Los partidos nacionalistas vascos no desean la victoria sobre Eta. Quieren el pacto. Ahí reside la clave profunda de lo que estamos viviendo, según el criterio sagaz del profesor Varela Ortega. Como Zapatero quiere mantener a toda costa la alianza con sus nuevos socios constituyentes, se ha sumado no a la política de derrotar a Eta, que en eso consiste el Pacto contra el Terrorismo, sino a la política nacionalista de pactar con Eta. Ni siquiera la salvajada de Barajas alteró su propósito. Zapatero I el de las mercedes siguió negociando subterráneamente con Eta a las pocas horas del atentado. Nada, mientras esté en el poder, va a cambiar su decisión.
No hay que vencer a Eta. Hay que pactar con Eta. A ese postulado nacionalista se reduce la política zapatética con relación a la banda. Por eso el presidente ha querido extirpar del ámbito parlamentario, en todas sus escalas, el debate sobre el terrorismo. Ha ordenado a su grupo y a los afines que en el Congreso, en las comunidades, en los ayuntamientos impidan que se hable de la materia, aberración antidemocrática que no ha sido suficientemente subrayada. Así es que Rajoy, que ha comprendido el alcance de la jugada, ha quebrado espectacularmente la maniobra llevando el debate prohibido en las sedes parlamentarias, a la calle. En Pamplona se va a dar mañana la réplica popular a la política monclovita de pactar con Eta la entrega de Navarra. El presidente del PP hace muy bien en estar allí, en la cabeza de la manifestación.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
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