Filosofía según Wikipedia (s. XXI): «Ejercicio de la reflexión y de análisis sobre las realidades de la vida, que trata de comprender, con metodología, cómo llegar a explicaciones esclarecedoras sobre la esencia de los elementos de la realidad».
Filósofo según la Encyclopédiedes Sciències et Métiers (s. XVIII): «Una vida en la oscuridad, unas cuantas frases profundas y unas cuantas lecturas bastan para atribuirle este concepto a personas que no lo merecen en absoluto».
Casi tres siglos separan la primera definición de la segunda.Pero la creación de sus soportes responde a una misma necesidad de aglutinar el saber en un momento histórico cuyas vías de conocimiento se consideraban fragmentadas.
Si Denis Diderot y Jean le Rond D'Alembert hubieran vivido en la era de Internet, su empresa habría consistido igualmente en democratizar el saber, con los defectos que ello implicó en 1750 y se mantienen en nuestros días: falta de rigor en algunos artículos, intenciones políticas en otros, y sobredosis de información banal. Sin embargo, si hubiesen sido contemporáneos a Philipp Blom (Hamburgo, 1970), la historia de Diderot y D'Alembert quizá no hubiera resultado tan apasionante para este autor alemán. Y no habría escrito Encyclopédie.
El subtítulo de su libro, publicado por Anagrama, es significativo: «El triunfo de la razón en tiempos irracionales» remite a ese París de Luis XV en el que un grupo de jóvenes se propuso traducir un diccionario inglés para poder pagarse el alquiler... y acabó participando en la mayor empresa editorial de aquella época.Así, Encyclopédie no se refiere sólo a la elaboración del manual, sino que convierte aquel trabajo en una metáfora de la Ilustración.
En un París con la riqueza «de la actual Nueva York, la higiene de Caracas y saturada de espías como el Moscú soviético», según apunta el autor, Diderot busca un modo de subsistencia que le permita escribir. Es amigo de un Jean-Jacques Rou-sseau que Blom retrata atormentado y paranoico, y trabajará inicialmente con un D'Alembert especialista en atribuirse méritos ajenos.
Hijo de cuchillero Diderot, adoptado por un cristalero D'Alembert, su método para editar los artículos consistía en presenciar el funcionamiento en los talleres, por ejemplo. De este modo, no sólo ofrecían una visión propia en las entradas de su enciclopedia -obrera y periodísticamente fiel a la realidad-, sino que eludían la oficial. Así, en la acepción dedicada al trabajo apuntan que «la mitología lo considera un mal» y lo cree propio del infierno.
Documentado en cartas y escritos de la época, Blom hace un repaso de los personajes que colaboraron como articulistas de la Encyclopédie, convirtiéndola en medio para que el saber escapara a los intereses de la religión y la política. Voltaire aparece como un hombre calculador que sopesa si le interesa participar en el proyecto; también aparece un Friedrich Melchior Grimm al que Blom consideró en la presentación del libro como un «diplomático free-lance».Madame De Pompadour tiene asimismo su papel en esta historia.
Pero, sin duda, merecen un punto y aparte el abbé Mallet y Louis de Jaucourt. El primero, que el propio Blom ha comparado con San Manuel Bueno, era «o un inútil o un genio subversivo», según el autor. En un artículo sobre el Arca de Noé, el abate apuntaba el número exacto de especies que se habían introducido en la nave y las cantidades de heno que habían sido necesarias para alimentar a los animales. Con ello, aseguraba, podía calcular los metros cuadrados del arca.
De Jaucourt representa al mártir de la Encyclopédie. De familia noble, había empeñado parte de su fortuna y 15 años de su vida en la elaboración de una enciclopedia sobre anatomía que se hundió en un barco rumbo a Holanda. Tal vez para resarcirse, se dedicó en cuerpo y alma a la otra enciclopedia, de la cual fue responsable de más de la mitad de los últimos volúmenes. Nunca recibió una copia por parte de los editores. Su nombre no suele acompañar a los de Diderot y D'Alembert.
Tras 25 años de trabajo, lo que había empezado siendo una traducción se convirtió en una obra de 27 volúmenes que contenía 72.000 artículos y 17 millones de palabras. Aunque el Papa había intentado frenar a Diderot, los poderes gubernamentales comprendieron que no podían disolver una empresa que sustentaba al 10% de la población parisina. Ilustradores, pensadores, impresores, papeleros, vivían de esta industria editorial. Presentados por orden alfabético en las páginas de la enciclopedia, todos los conceptos tenían la misma importancia; fuera de ellas, estaban al alcance de todos.
Añade la definición de filósofo en la Encyclopédie: «Para otros, la libertad de pensamiento ha asumido el lugar de la razón, y se creen los verdaderos filósofos porque han roto los grilletes con los que la fe la coarta». ¿Cuáles son los grilletes que ha roto Wikipedia?