El piloto español estrena este fin de semana coche y equipo, pero sobre todo una ambición: dejar de ser uno de los buenos y convertirse en uno de los grandes, en una auténtica leyenda del automovilismo.

El propio Fernando Alonso se ha encargado de marcar la línea que separa a los campeones del mundo cuyo nombre nadie recuerda de las leyendas que como Fangio, Prost, Schumacher o Senna han alcanzado la inmortalidad deportiva. «Tres títulos», asegura Alonso que son necesarios para cruzar al otro lado, poniendo como ejemplo los logros de su admirado Senna y marcándose el objetivo de sumar uno más a sus triunfos de 2005 y 2006: «Retirarme con tres mundiales, los mismos que ganó Senna, sería el objetivo en mi carrera». Alonso, al igual que el desparecido brasileño, ha elegido McLaren para buscar su sitio en la historia de la Fórmula 1, aunque el reto de ganar el título en su primer año con nuevos colores se presenta titánico.

El equipo de Ron Dennis, agradecido con el español, se ha centrado en su nueva estrella como no lo había hecho con ningún otro piloto desde sus últimos éxitos en los Mundiales ganados por Mika Häkkinen en 1998 y 1999. En lugar de esperar a que el español se adaptara a la forma de trabajar de McLaren, la marca se ha adaptado a Alonso. Todo, desde los horarios de comida a los tiempos de trabajo, desde la altura del coche a la aerodinámica, ha sido diseñado para satisfacer al doble campeón del mundo.

El resultado es el MP4-22, un McLaren que se ha mostrado en los entrenamientos de pretemporada más rápido y más fiable que sus antecesores de los últimos años. ¿Lo suficientemente rápido y fiable? «Tendremos que comprobarlo sobre la pista», decía Alonso desde Albert Park, recordando que Ferrari ha sido el equipo más potente en la pretemporada y su ex equipo, Renault, ha demostrado en el pasado la fiabilidad y regularidad necesarias para lograr el título. En los primeros entrenamientos australianos, las primeras pistas se han desvelado. En la sesión inicial, sobre mojado tras un imprevisto chaparrón, Alonso fue primero. Después, con el sol apretando, los coches rojos se escaparon. Felipe Massa (1:27.353) fue el mejor seguido de Kimi Raikkonen y el ovetense, séptimo (1:28.040).

El piloto asturiano asegura que el circuito de Melbourne no es de sus preferidos, a pesar de que fue su triunfo aquí el pasado año el que empezó a abrir la brecha en la clasificación que le permitiría ganar su segundo campeonato. Es, tradicionalmente, uno de los trazados más imprevisibles del calendario. «Siempre da sorpresas, Hay coches de seguridad y dudas sobre quién está más preparado [al principio de temporada]», asegura Alonso. Lo impredecible del clima local, con mucho viento y ocasionales borrascas no anunciadas, que suelen hacer difícil la elección de los neumáticos, hacen aún más difícil predecir quién estará delante en una carrera que en 2006 vivió la retirada de nueve vehículos y la salida del coche de seguridad en cuatro ocasiones. Esta pasada madrugada, la clasificación ya habrá dado pistas sobre el estado de salud de todos.

Para Alonso, sin embargo, la primera prueba tiene una importancia relativa. El equipo McLaren ha basado sus éxitos pasados en su capacidad de mejorar el coche carrera a carrera, aportando las evoluciones que le permitían ganar unas centésimas de segundo en su banco de pruebas y adaptando sus prestaciones a las características de cada circuito. Fernando Alonso espera perder algo de ventaja respecto a los Ferrari al principio, pero confía en la infraestructura de su equipo para ganar terreno a mitad de temporada y disponer de un mejor coche en las últimas pruebas. «Hay que desarrollar el coche en cada carrera y mejorar para vencer a tus competidores», dice el asturiano en Albert Park.

Fernando Alonso tiene en su poder algunos récords que ya le diferencian del resto -el piloto más joven en ganar un Gran Premio y el Mundial-, pero todavía no tiene las marcas que elevan a un corredor a la categoría de mito. Juan Manuel Fangio, por ejemplo, es el único que ha ganado tres títulos consecutivos con diferentes equipos (Maserati, Mercedes y Ferrari). Schumacher, por supuesto, tiene detrás siete títulos. Para Mika Häkkinen, el último piloto que logró el Campeonato con las flechas plateadas de McLaren, la clave que decidirá si Alonso entra en la historia no está en la pista, sino fuera de ella. «El problema es que cuando eres el campeón resulta muy complicado mantenerse al más alto nivel. Empiezas a ganar y la vida se te complica, todo es más difícil, y más cuando tienes rivales como Ferrari. Alonso, mientras esté centrado en lo suyo, no creo que tenga demasiados problemas», asegura el finlandés, que destaca del asturiano la inteligencia, el talento y la concentración.

Adrián Campos, padrino deportivo de Alonso y uno de los que le ayudó a entrar en la F1, cree que el piloto español podría superar las marcas de Schumacher si se lo propusiera. Pero no es el caso. El piloto asturiano asegura que no estará en el circo del motor el suficiente tiempo como para batir los siete Campeonatos del alemán y ni siquiera se ha comprometido a seguir más allá de los próximos tres años que tiene firmados con McLaren. Su intención es lograr su hueco en la leyenda de la F1 en este tiempo. El normalmente tranquilo parque de Melbourne, convertido por unos días en circuito, es el primer paso hacia esa meta.