A. L. / B. F.
MADRID/BILBAO.-
El presidente del BBVA, Francisco González, aseguró ayer, en la junta de accionistas, que el grupo cuenta con «gran músculo financiero» para acometer nuevas adquisiciones, tras la incursión en los mercados chino y estadounidense. González, que admitió que el entorno financiero es «duro, complicado y exigente», insistió en que intentará aprovechar las oportunidades porque, de no hacerlo «sería contrario» a los intereses del grupo y de sus accionistas.
El banquero, que no indicó dónde están esas ocasiones, tan sólo matizó que, tras la adquisición del norteamericano Compass, detendrá su expansión en la primera potencia mundial. El motivo no tiene que ver con la inestabilidad de los mercados, cuyo epicentro está en Estados Unidos, por la crisis hipotecaria que azota al país. González, al respecto, confía en que al BBVA «le va a ir bien» en Bolsa, así como al resto de compañías que, en su opinión, «entiendan cómo funciona el siglo XXI».
Aunque los mensajes que lanzó el presidente eran conocidos, González quiso incidir en la junta -plagada de recordatorios sobre la celebración, este año, del 150 aniversario del banco- en que la institución tiene como meta «convertir a BBVA en uno de los pocos, no más de 8 o 10, grandes grupos de referencia para la industria mundial».
Además de dejar claro que el grupo está fuerte, el banquero volvió a la carga con los horarios al remarcar su intención de querer extender la apertura de las oficinas a las tardes. «No es sostenible abrir sólo por la mañana. Es importante entender cómo funciona el mundo y debemos dar servicios y ser competitivos». Eso sí, González descartó que vaya a tomar una «inciativa unilateral» al respecto.
Por lo que no pasó el presidente es por dar una paga en acciones a los empleados, con motivo del aniversario, ni en que el BBVA siguiera como «accionista pasivo» en Iberdrola. «Sacamos más valor en el futuro financiando Compasss con esa participación».
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