El presidente del BBVA, Francisco González, tuvo que salir ayer en defensa de las elevadas retribuciones que tanto él como los consejeros ejecutivos -José Ignacio Goirigolzarri y José Maldonado- percibieron en 2006. Y lo hizo tras las duras críticas vertidas por dos accionistas, que formularon un voto de censura a las cuentas del grupo, en las que se incluyen los emolumentos. González admitió que los sueldos «puedan resultar altos» pero los defendió por «aportar valor». También aseguró que su salario «está en línea con lo que pasa en el mundo» y, por tanto, «es comparable» al de otras entidades internacionales. En su opinión, «es discutible que se diga que no es ético». Y es que uno de los intervinientes, que repasó la memoria del grupo y apuntó que González, por distintos conceptos, ingresó en 2006 casi 20 millones de euros, tildó de «cifras que repugnan» y de «aberración» ese importe.
El banquero también tuvo que escuchar quejas de varios representantes de los sindicatos, que exigieron al grupo más conciliación laboral y una participación de la plantilla en los beneficios obtenidos. Otros accionistas pidieron a González el uso del euskara y el gallego en el banco.
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