A. GARCIA / F. ALVAREZ
VALENCIA.-
Una furgoneta que transportaba gran cantidad de material pirotécnico para una falla explotó ayer de manera accidental en pleno centro de Valencia. La fortísima deflagración dejó el vehículo hecho añicos y provocó importantes daños en comercios y viviendas, que se vieron afectados por la onda expansiva. Según el recuento oficial de la Consejería de Sanidad, se atendió a 17 personas, de los que tres fueron hospitalizados, aunque dos fueron dados de alta ayer.
En total, explotaron cerca de cinco kilos netos de pólvora destinados a la mascletà (espectáculo a base de explosivos en las calles) de la falla de ese día, según informaron fuentes de la investigación. Los gritos de alerta del pirotécnico al avistar humo dentro de su vehículo evitaron lo que, según todos los testigos, podría haber sido «una gran masacre».
Era cerca del mediodía y los miembros de la falla preparaban las mesas para comer. Afortunadamente, no había muchos jóvenes cerca del local en el momento de la explosión. Mientras los adultos disponían la pólvora y los cubiertos, otros entretenían a los más pequeños en un solar cercano.
La pólvora que el operario de la pirotécnica Quiles había descargado en el local era para la bicimascletà, una tradición de los años 40 que su falla recuperó hace poco más de una década. Consiste en atar un palo a una bicicleta que a su vez tiene enganchada una traca. A las 12.55 horas, la furgoneta Ford Tránsit en la que la pirotecnia Quiles transportaba el material estalló en la puerta del casal fallero. El vehículo llevaba allí aparcado desde las 10.00 horas. El operario de la empresa preparaba una traca para el mediodía.
El presidente de la comisión, Antonio Badía, explicó que el material para la bicimascletà ya estaba descargado y colocado, pero en el interior de la furgoneta quedaban todavía «entre cuatro y cinco kilos netos de pólvora», según indicó el concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Valencia, Miquel Domínguez.
Fue el propio pirotécnico quien avisó de que desde el interior de su vehículo empezaba a salir humo. Rápidamente cerró las puertas de la furgoneta y empezó a gritar para tratar de desalojar la zona y que toda la gente que estaba cerca se introdujera en el interior del casal y se refugiara en el fondo del local.
Unos tres minutos después se escuchó el estallido, cuya onda expansiva alcanzó hasta el cuarto piso del inmueble, situado encima del edificio. Siete coches quedaron absolutamente destrozados, así como las ventanas de los edificios colindantes a la furgoneta. Horas después de la explosión nadie podía aclarar las causas del accidente. «La Policía está investigando, pero hasta ahora no podemos concretar nada», indicó Domínguez.
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