Sábado, 17 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6299.
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 MADRID
La mala vida / / Saludo a Marujita Díaz, entre otras cosas porque últimamente voy muy sensible con la tercera edad / Isabel Pantoja es la esencia nacional llevada al extremo / 'Lola' abunda en la Lola Flores mujer
Entre Ariosto y la folclórica de turno
ANGEL ANTONIO HERRERA

LUNES, 12

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Se puede cenar en Madrid entre Ariosto y Marujita Díaz. Ocurre poco, pero ocurre. Ariosto lo aporta Pedro Víllora, que lo sabe todo del teatro de antaño y de ahora, y Marujita la aporta la propia Marujita, que hoy viene a la cena con mucha estola loca, plumón diverso, transparencias de bisabuela de Pamela Anderson y bullicio de domingas, que es como llama a las tetas su amiga, o no tanto, Sara Montiel. Celebramos los Premios Mayte, en su XXXVI edición, y ya digo que estoy entre Pedro Víllora, que es a ratos Ariosto, y Marujita Díaz, que es Marujón siempre. Como con Marujón nunca se sabe, y conmigo tampoco, ella misma me pregunta si debemos saludarnos, y yo consiento, entre otras cosas porque últimamente voy muy sensible con la tercera edad, que no sé muy bien qué es, pero seguro que Marujón ya la ha cumplido y recumplido. Concha Márquez Piquer caza su botella de vino antes de que lleguen los camareros. Echanove comparte mesa con María José Cantudo. Pedro Ruiz y un servidor acordamos que para ser famoso de oficio, hoy, hay que pasar por la cárcel y por el polígrafo. No necesariamente por este orden. Bárbara Rey intriga entre cronistas de baranda y malvadas de pasillo. Una mujer doblada de actriz incalculable, Julia Gutiérrez Caba, es distinguida por toda su vida en el tajo. Ana Conda, nuestra cronista venenosa, apunta sus detalles casi con clandestinidad, porque de eso se trata, de jugar la esquina de la clandestinidad para dar lo mismo, pero de forma distinta. Escribir es ver, y Ana Conda tiene pupila propia, además de un estilo tóxico. Y luego, que se pone donde nunca la ven, y si la ven, nunca la descubren. A Ana Conda la buscas y no está, pero siempre está. Tiene tanta mala leche que parece que escribiera bajo seudónimo. Ana Conda tiene en mi mesa de trabajo un libro alocado y dañino, como ella, Mi vida en un grito. Se trata de unas memorias cargadas de negrita donde Ana Conda se pone cruel hasta con ella misma y ametralla a la afición de los famosos con el bote gigante de laca. Ana Conda tiene maldad de escondida y afición a la fauna nocturna. De manera que sus memorias nos recuerdan el presente brillante, hambriento y absurdo del Madrid del alterne de coctelería fina.

Mingote, Raúl del Pozo, Ignacio Amestoy, Balbín y otros premian, ya de madrugada, a la actriz Yolanda Ulloa, que llegó de finalista reñida junto a Juan José Otegui. Antes, Octavio Aceves ha venido a mi mesa para relatarme las delicias de Capri y las de Positano. Ya ven lo que da de sí una espera. Octavio es cosmopolita, escritor y ángel de la calle Princesa.

- Triunfar es tomar el té en Positano, Herrera.

Yo sé que él lo toma durante todo el verano, pasando de todo, al costado de Claudia Cardinale.

JUEVES, 15

Isabel Pantoja da una rueda de prensa en la Sociedad General de Autores. Se pregunta poco o nada por su novio Julián Muñoz, u otras amistades más o menos peligrosas, y no tanto porque haya temas vetados en esta mañana sino porque una convocatoria en la SGAE no es una convocatoria en Alhaurín, horario de bis a bis con la prensa canallesca. Lo más que le sacamos a Pantoja al respecto es que últimamente le gusta mucho cantar Perfidia. Quiero decir que aquí es difícil montarse la entrevista procedente, que es siempre la improcedente, claro, una entrevista al estilo Tomate, que por cierto creo que le dieron portazo a su enviado. Al menos, es un portazo art-decó, que es el aire de este edificio único y suntual. Uno no acaba de saber nunca si a Isabel le va radiante la carrera profesional, porque yo en la copla no he pasado de Pasión Vega, pero la tía siempre está ahí, apoteósica de melena, o repeinada de rabias, cruzándose adjetivos o silencios de filo vivo con los reporteros palabrones del Ave, que es que no descansan, los muy cabrones.

Isabel tiene ya más de chica peineta de los platós de peluquería que de cantante puntera, aunque hoy le den disco de oro o de platino. Isabel no quiere estar de musa morena de los chismes del momento, que son chismes que llegan hasta Encarna Sánchez, pero está. Isabel querría estar sólo a tope en los escenarios y vender discos como Estopa, pero ese alarde no acaba de sostenerse. Dicen que no se puede estar en todas partes, pero Isabel siempre está, salvo en Alhaurín, donde el novio se le mustia de soledad y tabaco. Isabel es un monográfico en todas las teles. En rigor, Isabel ha sido siempre la esencia nacional llevada a sus consecuencias más extremas que, en ocasiones, son muy, pero que muy extremas, si somos sinceros. Reúne todos los números para el sorteo de folclórica del siglo, quizá de todos los siglos. Me explico. Presentó mamá, presentó huerfanito, presentó hasta prima, indita y hermano soltero. Parece gitana, es mujer de un solo hombre, perdió al suyo en los ruedos, no abre la boca sino para aportar un nuevo vocablo al castellano y se rodea de amistades lo suficientemente ambiguas y atrayentes como para que pudiéramos estar hablando de ella hasta el día del Juicio. Incluso como artista.

VIERNES, 16

Se estrena Lola, la película. Lola es Gala Évora. Y la película es, mayormente, el nudo de los amores o desamores de la Faraona, empezando o acabando por el crudo y genial Manolo Caracol. Cuentan que la película ha desagradado a Rosario y a Lolita, pero no tanto. Lo que pasa es que Caracol pone su propia voz en la película y la voz de Lola la pone Gala. Las hijas hubieran preferido que su madre estuviera más. Se entiende. A Gala la conozco de cuando era muchacha en Papá Levante, y triunfaba por los veranos de la canción fácil y envolvente. Ahora me la encuentro mucho en la tele, atareada de promoción, y se gasta una timidez de melena salvaje y un arrojo de joven que empieza por arriba. Digamos que la peli, muy bien trazada y trabada, abunda sobre la Lola mujer, y no tanto sobre la Lola artista, y esto es lo que ha entibiado y hasta enfriado a la familia de la Faraona, que por otra parte ya pasa mucho de que el cine o la tele hagan tema de la vida más o menos rumbera de su madre. Lolita, al teléfono, me lo dice igual, pero de otra manera:

-Ahí falta mucho de mi madre. Empezando por la voz.

El estreno fue un acontecimiento, según era previsible. Veo a Marisa Paredes, a Joaquín Cortés (sin novia), a Manuel Aleixandre, a Nieves Herrero, a Miriam Díaz Aroca, a Analía Gadé y a más personal. Ahora, a peleárselo a todo volante en la cartelera.

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