Finalmente 11 candidatos, 11, depositaron ayer las 500 firmas que se requieren para competir a las elecciones presidenciales francesas (22 de abril / 6 de mayo). Son cinco aspirantes menos de cuantos se presentaron en 2002, aunque la verdadera batalla van a disputársela Nicolas Sarkozy, Ségolène Royal y François Bayrou siempre que Jean-Marie Le Pen no repita una improbable sorpresa. La lista tiene pendiente la duda de José Bove -será despejada el lunes por el Consejo Constitucional- y comprende una variedad de candidatos condenados a un voto anecdótico. Desde la extrema izquierda y los partidos trotskistas hasta los presupuestos ultraderechistas de Philippe de Villiers. A título histórico, Arlette Laguiller (Lucha Obrera) se presenta por sexta vez.
Si las elecciones francesas se celebraran hoy, y cumplieran las previsiones del último sondeo, Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal disputarían el segundo round presidencial con una mínima ventaja (un punto) del líder de la derecha sobre la candidata socialista.
El empate virtual entre los dos aspirantes al Elíseo sólo se deshizo de una manera clara a mitad de febrero, otorgando las encuestas al ministro del Interior un 33% frente al 26% de la Zapatera. La brecha entre ambos se abrió tras la presentación del pacto presidencial de Ségo, cuestionado por falta de liquidez para financiarlo y que provocó la dimisión de su propio asesor económico, Eric Besson. La candidata sólo recuperó terreno tras una intervención televisiva que volvió a equilibrar una balanza que puede romperse por el centro. La sombra de Bayrou sigue siendo alargada y ayer se proyectaba a sólo cinco puntos de la socialista, en un 21% de intención de voto. El líder centrista ha logrado colocar una candidatura casi marginal en el pódium de las encuestas invocando una palabra mágica: consenso.
|