No ha tenido suerte el colombiano en sus paseíllos en nuestra tierra. En sus 10 comparecencias en las plazas de Vinaroz y Castellón apenas hemos podido saborear la grandeza de unas de las grandes figuras del toreo hispanoamericano.

Hoy no ha tenido mejor suerte. Su primero, basto y con embestida descompuesta por la escasez de fuerzas, apenas le dio opción. El colombiano sacó a relucir la clave de sus éxitos, la distancia, citándo a su segundo de largo para dar mayor entidad al trasteo. Templó y mandó por la derecha, lo intentó por la izquierda, por donde el toro pasaba sin más. Lo cierto es que no había material apto para nada.

El primer toro de El Cid era flojísimo y noble a partes iguales. El comienzo de faena de muleta tuvo entidad, con pases por bajo y uno de la firma que levantaron ese olé sentido de las grandes ocasiones. Sin embargo, a partir de la primera serie de naturales era obvio que la condición de la res condicionaría negativamente el trasteo. Así, los naturales del de Salteras tuvieron temple pero sin obligar nunca la embestida, rematándolos siempre por alto, su gran defecto. Mejor estuvo por redondos en la primera serie que ensayó.

En el inválido quinto, pases y más pases a un animal anovillado que se arrastraba como alma en pena por el ruedo mientras el torero se ponía transcendente.

El objetivo de El Fandi y de su público -numeroso, por cierto- es el tercio de banderillas. Toda su Tauromaquia gira en torno a su condición atlética, al espectáculo de los palos, a las piruetas en la cara del toro. El tercero era noble, sobre todo por el pitón izquierdo. El granadino, fiel a su costumbre, no dio ni un pase sin que se lo enganchara, por lo que optó por el repertorio habitual en estos casos, alargando la faena por aquello de que a más pases, trofeo seguro.

El aletargado público despertó en el sexto del festejo al ver el pelaje veragüeño del jandilla y las largas de rodilla con que lo recibió El Fandi. Fue el único que hizo una mínima pelea en varas, por lo que levantó expectativas, máxime tras el vistoso quite por navarras. Tras las carreras con los palitroques, el diestro se puso el mono de trabajo para recetar una sucesión de pases que se antojaba infinita, con la sucesión de mantazos. Vicente Oliver, el presidente, mantuvo el tipo ante la locura final de la plaza y sólo concedió un trofeo.

Jandilla / César Rincón, Manuel Jesús El Cid y El Fandi.

Seis toros de Jandilla muy justos de presentación. El cuarto anovillado. Flojos, nobles. Cuarto y quinto inválidos. Los mejores, tercero y sexto.

César Rincón: silencio tras aviso y ovación. Manuel Jesús El Cid: ovación con saludos y silencio. David Fandila, El Fandi: ovación con saludos y oreja con petición de la segunda.

Plaza de toros de Castellón, sexto festejo de la Feria de La Magdalena. Casi lleno en los tendidos.