Hace poco más de una año, Artur Mas estrechaba feliz la mano de José Luis Rodríguez Zapatero a las puertas de la Moncloa tras una larga noche de negociaciones que dio como resultado el texto del Estatut que luego ratificaron las Cortes.
Mucho ha llovido desde entonces, tanto, que ayer el líder de CiU acusó al presidente del Gobierno español de «desleal» por «no cumplir sus promesas» y por dejar a Cataluña «tirada en la cuneta» después de «facilitar» que se metiese de lleno en la reforma del Estatut.
Mas da por hecho que el Gobierno quiere desnaturalizar el Estatut y que lo conseguirá a través de una sentencia del Tribunal Constitucional (TC) desfavorable para los intereses de Cataluña. Para sustentar esta tesis, el líder de CiU ha rescatado el informe que a principios de noviembre evacuó el abogado del Estado para contestar al recurso del PP contra el Estatut en el TC.
Según CiU, este informe refleja que la interpretación que hace el Ejecutivo central del Estatut es tan restrictiva que deja al supuesto nuevo autogobierno de Cataluña en el chasis. Sin embargo, el polémico escrito del abogado del Estado se hizo público hace casi cinco meses, sin que los nacionalistas dijesen ni mú.¿Qué ha cambiado? ¿Cuál es la estrategia de CiU?
Al airear este documento, Artur Mas consigue un doble objetivo.Por un lado, recupera la equidistancia con los dos grandes partidos españoles, PSOE y PP, de cara a lo que pueda pasar en las elecciones generales del año que viene. Por otro lado, se carga de argumentos para arremeter contra el tripartito en general y contra Esquerra en particular.
En la última campaña de las autonómicas, Mas fue al notario para dar fe de que no pactaría con el PP. Este estrategia le sirvió de bien poco, pues, aunque CiU ganó las elecciones no sumó la mayoría suficiente y se quedó en la oposición. Por aquel entonces, CiU había mostrado un acercamiento al PSOE que no le ha reportado demasiados beneficios.
Ahora, si Mas consigue convencer a su electorado de que populares y socialistas son, en definitiva, lo mismo, pues ninguno de los dos tiene interés en que Cataluña tenga más autogobierno, se deja la puerta abierta a un eventual tacto con cualquiera de los dos, en función del resultado de las generales.
Además, vender la idea de los socialistas quieren recortar el Estatut, permite a CiU arremeter contra el PSC por su escasa ambición nacionalista y, de paso, contra todo el tripartito, que ha tomado una posición conjunta en esta cuestión. El hecho de que el vicepresidente catalán y líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, secunde al presidente José Montilla, da alas a Mas para invitar a los «alucinados» votantes de Esquerra a que se acerquen a los postulados de su partido.