A. LUCAS
ANDRÉS PALOP
El iluminado. En la agonía de los últimos segundos, cuando un córner convirtió el área contraria en el camarote de los Marx, la cabeza de Palop, portero del Sevilla, entró a saco para hacer el gol definitivo salvando así el partido, la Macarena, Triana y aliñando de aleluyas las tascas trasnochadas del Guadalquivir. El arquero marcando (y no en propia meta) es una excentricidad inesperada y un alpiste para el periódico en fin de semana. Esta es la temporada del Sevilla, a pesar de su presidente. Mejor que funcione el banquillo. Cuando al despacho le da por despachar algo va a pique. No falla.
La victoria. Ha tirado la imagen de cariátide del guardameta con un cabezazo sin guantes. Lo siguiente, chutar penalti.
JESUS QUINTERO
¿Ahora? Humea más azufre en la calle y en las manifas. La mercancía verbal que desplegó José María García en el programa de El Loco de la Colina es un poleo/menta comparado con la casquería del Congreso en las tardes de los miércoles. Alguien quiso preservar la biografía evitando que Butano lanzase su metralla y TVE aceptó ser el brazo tonto de la ley, pegar el tajo. Al asunto le han dado plomada con el recorte y la censura. Ya sabía Quintero de la urticaria en los despachos cuando oyesen al invitado lanzar su revancha, ajustar cuentas. ¿A qué vino el paripé de la sorpresa? ¿A qué esta gripe fuera de hora?
La derrota. Porque la dimisión debió ser inmediata. Sin atajos. Sin rodeos. Mejórate, Loco.
|