En esta ocasión, la opinión del Rey fue determinante. Entre los profesionales que se barajaban en Zarzuela para realizar las nuevas fotos oficiales de los Monarcas, Don Juan Carlos sugirió el nombre del fotógrafo catalán Dany Virgili: conocía su trabajo y le había gustado. No en vano, el Monarca es un apasionado de la fotografía, un arte en el que se desenvuelve con destreza casi de profesional.
En los viajes reales, a los que suele cargar con su cámara, ha inmortalizado a miembros de su séquito, periodistas e incluso políticos en sorprendentes momentos. Un ejemplo es la foto que realizó a la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, cuando era ministra de Cultura, y a la que sorprendió dando una cabezada en el avión. Doña Sofía es otra de sus modelos, como prueba la imagen que ilustra la biografía que escribió Pilar Urbano sobre la Soberana, cuyo fotógrafo es el propio Don Juan Carlos.
Las mencionadas fotos oficiales, que sustituían a las ya existentes, realizadas en su día por el prestigioso retratista Alberto Schommer, fueron colgadas en la página web de la Casa Real a principios de esta semana. Se trata de seis instantáneas diferentes, donde los Reyes posan juntos y por separado en Zarzuela y en el Palacio Real. El Monarca aparece con dos atuendos distintos: vestido de civil, con traje azul marino y corbata en tono azulón, y de militar, con uniforme de gran gala del Ejército de Tierra, y fajín de Capitán General. También Doña Sofía alterna indumentaria, combinando un traje de noche gris perla, con escote drapeado, y otro de gala color vino.
Sustituir las fotos oficiales de los Reyes era casi una necesidad, según reconocen a Crónica fuentes de Zarzuela, ya que las actuales fueron realizadas por Schommer hace la friolera de 15 años. Por aquel entonces, el citado retratista vasco estaba centrado en políticos y personajes de la transición, habiendo inmortalizado desde Felipe González a Adolfo Suárez, pasando por Carrillo, Fraga, monseñor Tarancón y otros muchos. En ese momento el Monarca, que hoy tiene 69 años, se acercaba más a la edad actual del Príncipe Felipe, que va a cumplir 40. Asimismo, las imágenes de la Reina en traje blanco de gala, cuya autora es Silvia Polakov, fueron tomadas hace 11 años.
Una cuestión en apariencia tan intrascendente como sustituir unas fotos, tiene en realidad gran calado, ya que según confirman las citadas fuentes de Zarzuela, estas nuevas imágenes serán las que en adelante figuren en todos los organismos oficiales y públicos de la Nación, por lo que sus copias se distribuirán por millares. Los gastos de esta operación no corren a cargo de la Casa de Su Majestad, sino del Patrimonio Nacional. Cada organismo que desee cambiar las fotos, así como los particulares, ha de dirigirse al departamento de venta de fotografías oficiales del Palacio Real, donde se ubica la sede del Patrimonio. ¿El precio? 3,5 euros el formato 30x40 centímetros y 4,5 el 50x60. Por esta razón, es muy difícil calcular el coste total de la operación. También porque Virgili, cuyo caché se cotiza bastante, incrementa su tarifa en función de las horas que invierte, el desplazamiento, la cantidad de material, y los colaboradores que desplaza.
En esta ocasión, el tiempo invertido en el posado de las fotos de los Reyes ha sido de un año y medio, repartido en seis sesiones, en las cuales se ha empleado la mañana o la tarde entera. Según relata un colaborador de Virgili, «era muy complicado, por cuestión de agenda, que Don Juan Carlos y Doña Sofía dispusieran de una mañana o una tarde completas sin actos oficiales, y especialmente hacer coincidir a los dos para las fotos juntos».
Fue en el año 2005 cuando Dany Virgili recibió la primera llamada de Zarzuela. Le solicitaron que enviase un book para conocer su trabajo. En mayo de ese año, se reunió con Juan González Cebrián, portavoz de la Casa de Su Majestad, y posteriormente los contactos continuaron por teléfono, email y fax. La primera de las seis sesiones tuvo lugar tras el verano del 2005, inicialmente sólo con el Rey, ya que al principio no estaba decidido que Virgili fuera a hacer también fotos a Doña Sofía. Pero gustaron los resultados, y se decidió que la Reina también posara.
Virgili desplazaba para la ocasión desde Barcelona, donde tiene su estudio, un equipo de cinco personas, integrado por Elita Luiño, su esposa, que ejercía tareas de jefe de producción, un maquillador, un peluquero y dos asistentes. Y desde Barcelona también, pero en coche, viajaba todo el material, que en esta especial circunstancia supuso traer el estudio a cuestas: numerosas cámaras, decenas de objetivos, múltiples focos y un sinfín de cables y demás artilugios.
Eso sin contar con la cantidad de horas que Virgili añadió a su trabajo antes de coger su cámara, ya que es extremadamente minucioso: se documenta sobre sus personajes, estudia cada detalle previamente y además esta vez, antes de cada sesión con los Reyes, trabajó previamente con una pareja de figurantes que representaban a Don Juan Carlos y a Doña Sofía, para ensayar los posados. Incluso se puso en contacto con el pintor Félix Revello de Toro, que en su día retrató al óleo a los Monarcas, para interesarse sobre todo por detalles de las manos.
Precisamente, Revello de Toro ha sido uno de los numerosos rostros populares captados por el objetivo de Virgili, que antes de los Reyes, fotografió a políticos como Jordi Pujol o Miguel Roca, deportistas de elite, entre ellos Severiano Ballesteros, Emilio Butragueño, Samuel Eto'o, Johan Cruyff o David Meca, además de la escritora Carmen Posadas, el restaurador Martín Berasategui o la actriz Carmen Sevilla. Nacido en Barcelona hace 46 años, en el seno de una familia de juristas, Virgili inició estudios de derecho, que interrumpió para dedicarse a su gran pasión: la fotografía. Su maestro fue el fotógrafo José Luis Méndez, con quien aprendió los entresijos del retrato, que le valieron para lograr en el año 2005 el premio Lux de oro, y en 2006 el Lux de plata. Estos galardones vienen a ser como los premios Goya de la fotografía. En este caso premiaban la originalidad de un profesional que equipara su trabajo fotográfico con el de un pintor haciendo un retrato al óleo.
Cada sesión con los monarcas duraba una media de 3 o 4 horas, en las que estaban presentes también miembros del staff de Zarzuela, como el portavoz Juan González Cebrián o el Secretario de la Casa, Ricardo Díaz Hotchleiner. Según cuenta un miembro del equipo de Virgili, «la relación ha sido estupenda, los Reyes son unas personas muy fáciles de trato e inmediatamente se rompió el hielo. Claro, no es lo mismo coincidir un momento, que estar varias horas: señor, mire a la derecha, señora mire hacia abajo, cruce las manos, ponga la pierna así... sobre todo por la presión que uno siente tratándose de quienes son». Sin embargo, según subraya, nadie del equipo se sintió jamás violento. «El Rey, que estaba eufórico, tuvo un respeto exquisito por nuestro trabajo y se adaptó perfectamente a las exigencias del fotógrafo. Incluso, al acabar la sesión, le preguntaba: «¿Dany, estás satisfecho?». A veces, éste respondía. «Yo creo que se podía intentar algo más, señor». Y Don Juan Carlos, sin ningún tipo de reparo, decía. «Pues vamos a intentarlo».
Los monarcas no sólo seguían pacientemente las instrucciones acerca del posado, sino también en cuestiones de indumentaria, lo que les suponía cambiarse varias veces de traje. Según el colaborador antes citado, «a Virgili le gustan los retratos engamados, es decir, que el color del fondo coincida con la tonalidad de los trajes, aborrece las estridencias. Así que le sugería al Monarca: he pensado en una foto así, por tanto el traje debería ser de este tono y la corbata de este otro. Y entre todos los del equipo y los Monarcas elegíamos la corbata del Rey o el vestido de la Reina». Aunque de momento han salido a la luz sólo seis fotos, Virgili hizo decenas de imágenes distintas, con diferentes indumentarias, e incluso retrató al Monarca de sport y sin corbata.
Pero no todo era trabajo. Durante la agotadora sesión, se hacían interrupciones para descansar. Se servía un tentempié y era el momento en que Don Juan Carlos y Doña Sofía contemplaban en digital cada imagen y daban su opinión. «A lo mejor el Rey decía: "Aquí tengo la sonrisa un poco falsa", o la Reina comentaba: en ésta estoy más pálida. El Rey también se interesaba por detalles técnicos, por ejemplo, qué objetivo había empleado Dany en determinado momento, la luz, el color, etc. Lo cierto es que, mas que tratarnos como fotógrafos, se comportaron con nosotros casi como anfitriones con sus invitados».
