Hamilton ha logrado convertirse en la novedad más destacada de la temporada. Retirado Schumacher, patrocinadores, prensa y aficionados han encontrado en el joven británico de 22 años la última atracción. El revuelo creado a su alrededor ha aumentado la presión sobre el piloto de McLaren, con la prensa británica y asesores de su entorno presionando para que no se conforme con ser el escudero de Alonso, el nuevo rey, y trate de batirle desde la primera carrera. «Por ahora me conformo con aprender de él», ha respondido un comedido Hamilton, cuarto en su debut en unos entrenamientos oficiales.

La nueva incorporación de la franquicia McLaren llega tras una carrera marcada por el atrevimiento, que le llevó a presentarse al jefe de su actual escudería, Ron Dennis, durante una entrega de premios. Tenía 10 años y el entonces corredor de karts le dijo a Dennis que algún día quería correr para él. El piloto se convirtió desde entonces en el hijo pródigo de McLaren, que le ha patrocinado y formado en las categorías inferiores pensando en convertirle algún día en campeón del mundo.

Relevo. El triunfo de Hamilton, el pasado año, en la GP2, fue su trampolín. Y ya lidera a una nueva generación dispuesta a desafiar el mandato de Alonso. El problema para todos ellos es el mismo: el piloto español es, con tan sólo 25 años, y a pesar de tener ya dos campeonatos del mundo, parte de su misma quinta.

Ron Dennis es de los que cree que el futuro relevo del asturiano se encuentra entre la hornada de pilotos de las dos últimas temporadas y no en otros que, como el italiano Fisichella o el australiano Mark Webber, parecen haber alcanzado su tope. Heikki Kovalainen a los mandos de Renault, Nico Rosberg con Williams y Adrian Sutil, que debuta como piloto del equipo Spyker, forman parte del grupo de talentos liderado por Hamilton y al que muy pronto podría unirse el piloto de pruebas de BMW Sebastian Vettel, de 19 años. De entre todos ellos, Dennis apuesta por su pupilo. «Ha dominado todas las categorías en las que ha corrido. No esperamos que gane desde la primera carrera, pero un día será campeón», asegura el empresario.

Le guste o no, Hamilton debe parte de la atención recibida al color de su piel. El británico, de raíces caribeñas, es el último deportista negro que irrumpe en una competición elitista, tradicionalmente de blancos. «Tiger Woods en golf y las hermanas Williams en tenis han logrado llevar sus deportes a una amplísima parte de la población. Creo que ha llegado la hora de que la F1 se abra a nuevas culturas», dice Hamilton al compararse con quienes deportistas que allanaron el camino.

Los responsables de McLaren insisten en que el británico habría pilotado para su equipo hubiera sido japonés o indio, destacando que ha sido su talento y no su nacionalidad o su raza lo que le han llevado a convertirse en aliado de Alonso. Una vez en el coche, a 300 kilómetros por hora, el color de la piel es «inmaterial», en palabras del jefe de McLaren. Lo que cuenta es el carácter y la habilidad, y Hamilton dice tener ambos. «Puede llevarme tres, cuatro o cinco años, no importa. El objetivo es ser campeón del mundo», asegura.