Domingo, 18 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6300.
ESPAÑA
 
CRISIS ANTITERRORISTA / El presidente del Gobierno Foral con sus consejeros, el del Parlamento navarro y la alcaldesa de Pamplona portaron la pancarta / Rajoy y la cúpula del PP los siguieron en un segundo plano
Una multitud de navarros exige que Zapatero 'no juegue' con su 'destino'
Casi 100.000 manifestantes pidieron en las calles de Pamplona «lealtad» al presidente del Gobierno Miguel Sanz le emplaza a descartar todo pacto con quienes quieren integrar Navarra en el País Vasco
MARCOS IRIARTE

PAMPLONA.- Navarra no está en venta, ni puede estarlo, y «cualquier cambio en su régimen foral será un éxito para los terroristas». Así de claro se expresó ayer Miguel Sanz ante las cerca de 100.000 personas que invadieron las calles de Pamplona.

Convocada por el Gobierno navarro bajo el lema Fuero y libertad, Navarra no es negociable, y secundada por la plana mayor del Partido Popular, la de ayer fue una de las manifestaciones más concurridas de la historia de la ciudad pamplonica. Los congregados pidieron «lealtad» con Navarra a Rodríguez Zapatero, a quien el jefe del Ejecutivo foral exigió, además, que «no juegue» con el «destino» del viejo reino.

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Ni la manifestación alternativa promovida por el sindicato abertzale LAB ni el frío pudieron ayer deslucir la asistencia masiva que tuvo el acto del Gobierno de Sanz en defensa de su autogobierno y realidad institucional, que logró reunir a 103.000 personas, según el Ejecutivo autonómico -la Delegación del Gobierno redujo esta cifra a 75.000-, cuando el censo de la capital Navarra apenas supera los 195.000 habitantes.

La manifestación transcurrió ajena a cualquier tipo de incidentes, bajo un colorido manto de banderas españolas y navarras, y no hubo en ella ningún símbolo anticonstitucional. Tampoco en las consignas, muy críticas con la labor antiterrorista del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se escucharon insultos.

Éstos llegaron después, al término de la marcha, cuando simpatizantes de LAB y algunos de los asistentes a la manifestación, todavía con las banderas de España en la mano, se encontraron en las inmediaciones de la plaza del Castillo y el Casco Viejo.

La Policía tuvo que intervenir en varias ocasiones para dispersar a grupos enzarzados en insultos y, en algún caso, incluso propinándose empujones. Los abertzales llamaban «fascistas» y les pedían que se fueran «a su pueblo» a los simpatizantes del acto del Gobierno mientras éstos llamaban «terroristas» y les decían que «Navarra es España» a quienes les increpaban. La tensión en algunos momentos obligó a varios comercios a bajar sus persianas y la Policía se vio obligada a disolver las algarabías echando mano de las porras.

Al margen de los incidentes posteriores, la manifestación oficial transcurrió con absoluta normalidad. Tal y como estaba previsto, fue el Gobierno de Navarra en pleno y los representantes de los dos partidos que lo sustentan los encargados de portar ayer la pancarta que, precedida de una inmensa bandera de Navarra, abrió paso a la multitud.

Junto a Sanz y su gabinete de consejeros, su socio en el Gobierno, Juan Cruz Alli (CDN), el presidente del Parlamento navarro, Rafael Gurrea, y la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, encabezaron una protesta a la que asistió, en un discreto segundo plano, la cúpula del PP.

El presidente popular, Mariano Rajoy, acudió en compañía de su secretario general, Angel Acebes, sus tres portavoces parlamentarios -Eduardo Zaplana, Pío García-Escudero y Jaime Mayor Oreja-, el secretario ejecutivo Miguel Arias Cañete, o el eurodiputado Carlos Iturgaiz, y realizó todo el recorrido -cercano a dos kilómetros- junto a los presidentes de La Rioja, Pedro Sanz, y de Madrid, Esperanza Aguirre.

El PP del País Vasco, por su parte, quiso mostrar su solidaridad con la causa navarra enviando al acto una importante delegación, cercana a las 500 personas y encabezada por su presidenta, María San Gil, y por los presidentes del partido en los tres territorios vascos, Carmelo Barrio, Leopoldo Barreda y Alfonso Alonso.

Tras el grueso de la clase política, se abría paso una segunda pancarta, portada por las juventudes de UPN, CDN, PP y Foro Ermua -entre el público asistieron los padres de Miguel Angel Blanco-, y que rezaba Jóvenes por una Navarra foral y libre.

«Zapatero, atiende, Navarra no se vende», «Navarra es España», «Zapatero dimisión» o «Luego diréis que estamos dieciséis», en referencia a la prensa, fueron algunas de las consignas más coreadas por los miles de asistentes a la manifestación, al margen de los vítores que tanto Miguel Sanz, «presidente, presidente», o Mariano Rajoy, «Mariano, amigo, el pueblo está contigo», recibían a su paso por parte de las personas que se agolpaban en torno a las vallas que acotaron el recorrido.

Sobre las 18.40 horas, más de una hora y media después de su inicio, la manifestación alcanzó su destino: el paseo Sarasate, al pie del simbólico monumento a los Fueros de Navarra. Desde allí, en un atril al que accedieron los portadores de la pancarta -ningún miembro del PP subió al estrado para no restar protagonismo a los convocantes-, un agradecido Miguel Sanz aplaudió la respuesta ciudadana ante su convocatoria y recalcó que ésta no había sido una manifestación «contra nadie».

Su discurso, interrumpido en varias ocasiones por los aplausos y los vítores de los presentes, dejó un mensaje muy claro a Zapatero en contra de cualquier cambio en el régimen foral de Navarra por entender que se trataría de una cesión a ETA.

Sanz aseguró que Navarra es ahora «la pieza clave en la futura negociación con ETA y puede ser la pieza fundamental del futuro modelo territorial de España», por lo que exigió a Zapatero que «garantice» que Navarra «será siempre una línea infranqueable en el proceso de negociación con ETA-Batasuna».

Pero pidió más: «¿Qué queremos oír los navarros del presidente Zapatero? Pues queremos oír claramente que el Partido Socialista de Navarra no pactará un Gobierno con partidos nacionalistas que no respetan el régimen institucional de nuestra comunidad y cuyo objetivo final es que Navarra se integre en la Comunidad Autónoma Vasca como la cuarta provincia».

Sanz también hizo referencia al cambio de estrategia expuesto en las últimas semanas por la ilegalizada Batasuna, que ahora promueve una autonomía política entre Navarra y Euskadi, «dentro del Estado Español». El presidente navarro restó credibilidad a sus palabras y sentenció que «Navarra quiere ser Navarra, y nada más que Navarra, sin admitir chantajes ni imposiciones». Insistió en que la manifestación de ayer no estaba dirigida «contra nadie» y la describió como «un gran plebiscito ciudadano para dejar constancia de que Navarra es una realidad política innegociable».

Concluyó con vivas a «la libertad de Navarra» y a una «Navarra foral y española», tras lo que sonó el himno de la Comunidad Foral.


Jotas y 'Libertad sin ira'

PAMPLONA.- La música tuvo un protagonismo especial en la manifestación convocada ayer en Pamplona, que finalizó a los sones del himno de Navarra en el Paseo de Sarasate, a los pies del Monumento a los Fueros, hora y media después de haber comenzado y tras completar un recorrido de 1,8 kilómetros.

En las proximidades de los cines Golem, lugar de concentración para el inicio de la marcha, la espera fue amenizada con jotas mediante una megafonía que también permitió escuchar a los asistentes, durante el recorrido, bandas sonoras de películas como 'Carros de fuego' o 'La historia interminable', informa Efe.

Pero una de las canciones que más se repitió fue la de 'Libertad sin ira' de Jarcha, cuyo ritmo acompañó también la entrada en el Paseo de Sarasate de los manifestantes, muchos de los cuales, incluidos autoridades y políticos, llegaron a corearla.

Las banderas de España y de Navarra inundaron el recorrido de la marcha y también pudieron verse en los balcones de edificios situados al paso de la manifestación.

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