R. L. C.
BILBAO.-
Con la destacada salvedad de la movilización del 11-M en Pamplona -donde se juntaron 125.000 personas-, las manifestaciones organizadas en protesta por los asesinatos del guardia civil Juan Carlos Beiro, en septiembre de 2002, y del concejal de UPN José Javier Múgica, en julio de 2001, constituían hasta ayer los dos hitos de participación ciudadana en Navarra de los últimos 15 años.
Fueron alrededor de 50.000 personas las que recorrieron las calles de la ciudad, una cifra nada desdeñable, habida cuenta de que la población de su área metropolitana asciende hoy a 360.000 personas, y la de la capital, a poco menos de 200.000.
Pese al interés estratégico que la ilegalizada Batasuna y los partidos nacionalistas tienen en la Comunidad Foral, las mayores protestas registradas allí durante los últimos años han tenido como trágico denominador común la respuesta a algún tipo de atentado cometido por la banda terrorista ETA.
Por el contrario, las movilizaciones organizadas por la izquierda abertzale registraron una asistencia notablemente inferior, y tuvieron como referencia la celebrada en octubre de 2002, cuando cerca de 10.000 personas -4.000, según la Policía Municipal- se manifestaron en contra de la Ley de Partidos y de la ilegalización de Batasuna. En 1995 se manifestaron cerca de 12.000 para exigir la paralización de las obras de la presa de Itoiz.
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