Domingo, 18 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6300.
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Miles de bolivianos colapsan las oficinas de Migración para llegar a España
El Gobierno provoca otro 'efecto llamada' al anunciar la exigencia de visado desde el 1 de abril
ANA DEL BARRIO

MADRID.- El éxodo es imparable. Saben que el final de la escapada está cerca y que el 1 de abril llegará el cartel de stop que pondrá freno a todas sus ilusiones. Miles de bolivianos se agolpan ante las oficinas de Migración y en las agencias de viaje de su país para conseguir pasaportes o billetes de avión rumbo a España, antes de que entre en vigor la exigencia de visado para acceder a la Unión Europea.

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La carrera contrarreloj está colapsando las instituciones del país, que echan humo y emiten cada día mil documentos. Además, ya están agotados todos los billetes de avión hasta principios de abril, no sólo con destino a España sino también a los países vecinos. Ante el colapso de los vuelos, muchos bolivianos viajan a Brasil, Argentina o Chile para desde allí coger el avión que les lleve a la madre patria.

En las dos semanas que quedan, más de 10.000 bolivianos esperan tomar el último avión para entrar como turistas y luego quedarse residiendo de manera ilegal en el país. A diferencia de los colombianos y los ecuatorianos, hasta ahora los bolivianos tan sólo necesitaban para entrar en nuestro país un billete de ida y vuelta, 300 euros para sufragar su estancia y una reserva de alojamiento.

La peregrinación de inmigrantes desde La Paz a Madrid se ha disparado en los últimos años. Si en 2002 tan sólo 13.517 bolivianos residían en España, a 1 de enero de 2006 la cifra alcanzaba los 139.802, lo que supone que se han multiplicado por 10. Y eso que los datos del padrón municipal se detienen a comienzos del año pasado, justo antes de que se produjese el auténtico boom.

El Consulado español en La Paz arroja más cifras: a lo largo de 2006, viajaron a España 110.000 bolivianos y en lo que va de año ya lo han hecho otros 40.000, por lo que el número de inmigrantes de esta nacionalidad podría alcanzar los 300.000, según informa la agencia Efe.

Desde la Asociación de Cooperación Bolivia-España (Acobe) consideran que esta llegada incontrolada fue provocada por el anuncio anticipado del visado. Como ya sucedió con la regularización extraordinaria -que se divulgó a bombo y platillo meses antes de producirse-, el Gobierno ha vuelto a tropezar con la misma piedra y a causar el temido efecto llamada.

El pasado septiembre, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, comunicó en el Congreso la decisión de imponer visado a Bolivia, cuando todavía quedaban ocho meses por delante, lo que suscitó los reproches del Ministerio del Interior.

«Hace más de un año que se sabe que se va a imponer el visado. Por tanto, los que tenían un plan migratorio para el futuro lo han adelantado. Las instituciones de Bolivia están saturadas y se han producido muchos abusos y atropellos por parte de las agencias de viajes», manifestó el portavoz y abogado de la ONG Acobe, Hugo Bustillos. Según sus datos, tan sólo uno de cada cinco bolivianos tiene los papeles en regla, por lo que es un colectivo muy vulnerable.

Ana Dávila es una de las últimas en aterrizar en la soñada Europa. Como muchas otras de sus compatriotas busca trabajo en el servicio doméstico, nicho laboral al que están abocadas las bolivianas, las últimas inmigrantes latinoamericanas de la cola. Ecuatorianas y colombianas, con más años de antigüedad, van subiendo poco a poco en la escala laboral.

Para Dávila, la esperanza que se produjo tras la llegada al poder de Evo Morales se ha difuminado como un azucarillo: «La cosa está peor. Ni siquiera tenemos gas. Bolivia va a seguir así y no va a haber vida allá. Todo va a ser matanza», critica esta mujer, de 44 años, que ha tenido que abandonar en su tierra a sus dos hijos de seis y un año.

Bolivia sigue así los pasos de la República Dominicana, Cuba, Ecuador, Perú y Colombia. La imposición del visado a estos países frenó en seco la llegada de ciudadanos de estas nacionalidades. Adiós a El Dorado europeo.

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