C. F.
La campaña arrancó el pasado 5 de febrero, cuando un puñado de activistas de Chicago irrumpieron en las oficinas de los demócratas Barack Obama y Richard Durbin, se sentaron en el suelo y dejaron clara su intención de no moverse a menos que los senadores se comprometieran a cortar los fondos de la Guerra de Irak. Tuvo que subir la policía hasta el piso 38 para poner fin a la 'okupación'.
Días después, otros 10 miembros del grupo Voces para la No Violencia Creativa 'okuparon' sin aviso las oficinas del senador republicano y candidato presidencial John McCain. Los 10 acabaron en chirona; entre ellos, Kathy Kelly, directora ejecutiva del grupo pacifista y artífice del así llamado Occupation Project.
«Queremos que nuestros legisladores experimenten en sus carnes lo que se siente durante una ocupación», asegura Kelly, en declaraciones a Democracy Now. «Al fin y al cabo, estamos ocupando oficinas que ni siquiera son suyas, que son más bien nuestras, pues se están pagando con nuestros impuestos». Las 'okupaciones' afectan por igual a republicanos y demócratas, tanto da que hayan votado en contra (Obama) que a favor de la guerra (Hillary Clinton).
Hasta la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, está sintiendo la presión: un grupo de 'okupas' pacifistas han levantado una tienda de campaña en las inmediaciones de su casa en San Francisco. «Les estamos pidiendo que corten el grifo de la guerra, que no destinen nuestro dinero a sufragar una ocupación ilegal e inmoral», sostiene Kelly. Este proyecto cuenta ya con 500 voluntarios en 25 estados.
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