El polémico Gobierno de unidad nacional fue aprobado ayer por una mayoría demoledora en una reunión extraordinaria del Parlamento palestino. El Gabinete fue aceptado por 84 de los 87 diputados presentes, con tres votos en contra y ninguna abstención. Cuatro parlamentarios se ausentaron por motivos personales y los 41 diputados restantes -37 de ellos de Hamas-, de los 132 que forman el Parlamento, no pudieron asistir por estar presos en cárceles israelíes.
La reunión se celebró como de costumbre de manera simultánea en las sedes parlamentarias de la ciudad de Gaza y de Ramala por videoconferencia, debido a que Israel prohíbe a muchos diputados desplazarse entre ambos territorios.
El de ayer fue sin duda un día histórico para los palestinos ya que este 11º Gobierno es el primero establecido conjuntamente por los movimientos de Al Fatah y de Hamas desde la creación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en 1994.
Han tenido que pasar meses de enfrentamientos, muertos y heridos para poder ver al presidente palestino, Abú Mazen, y al primer ministro, Ismail Haniya, entrar sonrientes y con los brazos alzados por las puertas de la sede del Consejo Legislativo Palestino. En sus discursos antes de la sesión, los dos mandatarios coincidieron en la esperanza de poner fin a los enfrentamientos y en que el nuevo Ejecutivo abra la puerta a «medidas concretas» para levantar las sanciones occidentales impuestas a la ANP.
«Esperamos que (la comunidad internacional) adopte medidas concretas para levantar el embargo impuesto a nuestro pueblo y presione a las autoridades de la ocupación con el fin de que hagan lo mismo», declaró Ismail Haniya.
Pero las alocuciones de ambos líderes dejaron entrever que a pesar del acuerdo, alcanzado en La Meca el pasado 8 de febrero para formar el Ejecutivo, las diferencias entre ambos movimientos siguen intactas y el nuevo Gobierno tendrá que limar muchas asperezas para mantenerse unido y obtener la confianza de la comunidad internacional.
Abú Mazen condenó la violencia «en todas sus formas» y manifestó su disposición a buscar un acuerdo de paz «justo y amplio» con Israel.
Mientras, el primer ministro palestino defendía la «resistencia en todas sus formas» porque es un «derecho legítimo» del pueblo palestino.
«Toda resistencia es terrorismo», fue la inmediata respuesta de Israel a las declaraciones de Haniya y reiteró que nunca trabajará con un Gobierno que no reconozca su existencia.
El viceprimer ministro, Simon Peres, pidió a Europa y Estados Unidos que se mantengan firmes en exigir al Ejecutivo palestino que cumplan las tres condiciones del Cuarteto de Madrid (ONU, EEUU, UE y Rusia): reconocimiento de Israel, renuncia a la violencia y aceptación de los acuerdos firmados en el pasado entre las dos partes.
Por el momento la UE y EEUU reconsiderarán el boicot económico y político impuesto a los palestinos y estudiarán el nuevo programa del Ejecutivo.
Doce de los 24 ministros que forman el Gobierno, así como el primer ministro Haniya, juraron en la sede presidencial de Gaza, y la otra mitad lo hicieron en Ramala. Un total de 10 ministros, incluido Haniya, pertenecen a Hamas, siete a Al Fatah, tres a otros partidos y cinco son independientes.
El cargo de ministro del Interior, uno de los últimos escollos de las negociaciones para la formación del nuevo Gobierno, lo desempeñará Hani al Qawasmi, de 48 años, doctor en Administración y Recursos Humanos considerado un tecnócrata independiente.
Al Qawasmi tendrá la difícil tarea de supervisar a los organismos de seguridad de la Autoridad Nacional. Uno de sus primeros retos, será decidir el destino de la Fuerza Auxiliar, creada por su antecesor en el cargo, Said Siam, en contra de la voluntad de Abú Mazen, e implicada en sangrientos choques con las fuerzas de seguridad leales a Al Fatah.
El nuevo Gobierno incluye al reconocido economista Salam Fayad como nuevo titular de Finanzas. Ha trabajado en el Banco Mundial y ha prometido que hará todo lo posible por «obtener de la comunidad internacional la ayuda que necesitamos para funcionar eficazmente».