Por primera vez en su historia los socialdemócratas suecos han elegido a una mujer, Mona Sahlin, como líder de su partido. En el curso de un congreso extraordinario del partido, confiaron a Sahlin la misión de reconquistar el poder, que perdieron hace seis meses.
La elección de Sahlin, de 50 años, por unanimidad, era una formalidad porque era la única candidata designada por el comité electoral de la formación política. Con un gran sí, los 350 delegados aclamaron a Sahlin, que fue recibida con un gran aluvión de aplausos.
Mona Sahlin reemplaza en el liderazgo socialdemócrata a Göran Persson, ex primer ministro, derrotado en las elecciones legislativas del pasado mes de septiembre por una coalición de centroderecha. Persson estaba al frente del partido desde hace 11 años.
Sahlin podría de esta manera convertirse en la primera mujer que accede a la jefatura del Gobierno de Suecia, si su partido retoma la mayoría en el Parlamento en las próximas elecciones legislativas previstas para 2010.
«Siento un enorme orgullo al ser la primera mujer que dirige nuestro partido [el partido socialdemócrata fue fundado hace 118 años]», dijo Sahlin, con lágrimas en los ojos y un ramo de rosas rojas en una de sus manos.
«Genuino producto» de la socialdemocracia sueca, partido al que se adhirió en su juventud, y en el que ocupó el cargo de secretaria general en 1992, Mona Sahlin ha sido ministra y viceprimera ministra.
Sin embargo, es una personalidad política controvertida que no convence por igual a todos sus correligionarios. Su carrera se truncó en 1995 por un escándalo financiero. Fue acusada de haber pagado gastos privados, entre ellos tabletas de chocolate, con una tarjeta a cargo del Gobierno. El asunto desveló que Sahlin era un desastre gestionando sus propias finanzas. La cuestión tuvo consecuencias catastróficas para Sahlin y quedó condenada al ostracismo durante un tiempo. Un sondeo publicado el viernes revelaba que dentro del electorado socialdemócrata sólo un 56% muestra «mucha confianza» en ella. Entre el electorado moderado, la aceptación de su líder, Fredrik Reinfeldt, primer ministro, llega al 91%.
La misión que los socialdemócratas confían a Sahlin es clara: la reconquista del poder que ha sido su territorio, salvo un intervalo de 10 años, en los últimos 75 años.
«Tenemos tres años y medio para cambiar ciertas cosas en la organización del partido», dijo Sahlin, en un breve discurso de agradecimiento. Enunció también las tres prioridades de su acción: el calentamiento climático, el mercado del trabajo y la lucha contra las desigualdades sociales.
Pero no se sabe qué dirección va a tomar en el partido: si cambios radicales o continuidad. Los expertos daban por seguro que Sahlin se iba a tomar su tiempo para «escuchar» al partido antes de emprender proyectos propios.
La derrota de la izquierda en las elecciones del pasado mes de septiembre provocó un seísmo en la política sueca, ya que los electores optaron por un cambio pese a que el país gozaba de una buena coyuntura económica. Según los sondeos, los socialdemócratas comienzan a recuperar apoyos.