De esta forma, se mejora la operatividad del aeródromo, evitando parte de los desvíos y cancelaciones que se producen por condiciones meteorológicas adversas, con nieblas o nubes bajas. Concretamente, el ILS emite señales radio eléctricas a los aviones para permitirles, dándoles información totalmente fiable, tomar tierra sin visibilidad vertical por causa de nieblas o nubes bajas y con tan sólo 200 metros de visibilidad horizontal, frente a los 800 metros necesarios en la actualidad. Los aviones que estén equipados con la tecnología necesaria y con la tripulación preparada para realizar estas operaciones podrán aterrizar en Girona en condiciones climatológicas adversas, dentro de los límites que el nuevo sistema permite.

Con toda esta intervención, según el subdelegado del Gobierno Central en Girona, Francesc Francisco-Búsquets, además de no tener que cancelar o desviar vuelos por niebla, habrá mayor seguridad que nunca.

El crecimiento del aeropuerto de Girona vendrá impulsado por la construcción de una segunda pista al oeste de la actual que dispondrá 34 plazas de estacionamiento para aviones comerciales y 50 para aviación general y se redactará teniendo en cuenta el máximo crecimiento posible del aeropuerto que afectará a las poblaciones de Aiguaviva, Riudellots y Fornells de la Selva y Vilobí d'Onyar. En esta ubicación estratégica confluyen grandes infraestructuras como la N-II, la Autopista AP-7, o la futura vía de Alta Velocidad.

El Aeropuerto Girona-Costa Brava alcanzó el año pasado un nuevo récord histórico con 3.614.223 pasajeros, lo que representa un crecimiento del 2,3% respecto al 2005.