Esteban Salazar Chapela, uno de los grandes olvidados de los prosistas del 27, vuelve a casa en un doble sentido. Vuelve a editarse parte de su obra en España, de donde prácticamente había desaparecido, y vuelve a su casa natal, ya que el volumen antológico de su obra (Reseñas, artículos y narraciones) que acaba de publicar la Fundación Santander Central Hispano se va a presentar a finales de este mes en el Centro Cultural de la Generación del 27, en Málaga, al lado de donde nació el escritor.
Para explicar el olvido de la obra de Salazar Chapela no hay que buscar razones extraordinarias; sencillamente fue un exiliado que no sobrevivió a la muerte de Franco (murió en Londres en 1965). Pero además, este narrador, crítico y articulista siempre fue por libre. No le gustaban los grupos, y los grupos no cabe duda de que ayudan a la hora de la promoción. Suscribía aquello de Eugenio d'Ors de que el escritor debe ser como un gato, que convive con todos sin familiarizarse con nadie.
Sin embargo, la vocación de Salazar Chapela fue irreductible desde muy joven. Colaboró en las publicaciones más significativas de los años 20 y 30, como Revista de Occidente, El Sol o La Gaceta Literaria. Exiliado en Inglaterra, fue lector de español en Cambridge, puesto en el que le sustituiría Luis Cernuda.
Fue en Gran Bretaña donde desarrolló su labor de novelista, ya que los títulos publicados antes en España le parecían a él mismo como una prehistoria literaria por la que no sentía afecto. Como novelista, es, pues, un autor del exilio, según señala la especialista en su obra Francisca Montiel, responsable de esta edición.
El volumen recién aparecido comprende artículos, críticas literarias, los cuentos El sueño de Africa y Destino y casualidad, y breves fragmentos de las novelas Pero sin hijos, Perico en Londres, Desnudo en Picadilly y Después de la bomba. Las críticas se ocupan de poetas como Cernuda, Lorca, Aleixandre, Guillén, Alberti o León Felipe, narradores como Ayala, Ros, Arconada, Baroja o Laforet, y ensayistas como Jarnés, Giménez Caballero, Marañón, Rafael Altamira o Américo Castro.
Los artículos y ensayos breves se ocupan de autores como Ortega, Juan Ramón, Unamuno, Galdós, Max Aub, Ramón, Moreno Villa, y temas como novela proletaria y novela burguesa, la intimidad en la literatura, además de cuestiones relacionadas con la Guerra Civil, visiones de Gran Bretaña y presencia de la cultura española en ese país.
El conjunto ofrece una panorámica de la obra de un escritor vocacional. Escribir «sin más limitaciones que la severa disciplina literaria y estética que se impone todo escritor» le hacía, como le dijo a Martínez Nadal, «el hombre más feliz de la tierra». En cuanto a la libertad necesaria para esa tarea, le parecía preferible el exilio a «estar enterrado en Madrid», como le escribió a Max Aub.
