No, por el momento. El asturiano, lastrado por una salida conservadora, al contrario de lo que acostumbraba, sobrepasó a su compañero en la vuelta 45 y gracias a un repostaje un segundo más rápido (6.5 segundos frente a 7.6 de Hamilton), diferencia controlada en todo momento por el equipo, para quien la jerarquía es incuestionable. Pero sólo de momento, repetimos, porque el impacto mediático del debut de Hamilton va a ser impresionante en la prensa británica, que cumple más de un decenio sin saborear un título local, el de Damon Hill en 1996. Hogar de acogida para Alonso, las Islas han sido convertidas a lo largo de la historia en la gran patria de la velocidad por tipos como Graham Hill, Jim Clark o Jackie Stewart, entre otros. Jason Button, a la baja en un equipo Honda que por lo que más se distingue es por su ecológico decorado, no ha soportado el peso de la historia, que puede devorar o empujar a Hamilton, la noticia más impactante del Gran Premio de Australia.

Comparado ya con Tiger Woods por el color de su piel y su lucha en un mundo de blancos, es el primer negro que disputa un gran premio. Hay quien atribuyó ese honor a Danny Ongais, que corrió algunas pruebas en 1977, pero era hawaiano, no negro. Pudieron hacerlo, pero finalmente se quedaron a las puertas por distintas causas, Willie Ribbs, el primer piloto de su raza en disputar las 500 Millas de Indianápolis, y Jason Watt, que sufrió un grave accidente.

El debut, la nacionalidad y la raza van a girar el foco durante los próximos días hacia Hamilton, algo que no va a disgustar del todo a Alonso, dada su animadversión al protagonismo fuera de las pistas. En Albert Park, el asturiano mostró una conducción distinta a la de sus años en Renault, más liviana, adaptada a las necesidades de su nuevo coche. Desde la salida, en la que fue adelantado por su compañero y Nick Heidfeld, a los mandos de un BMW que va reservarse un papel en la platea de este Mundial, el asturiano midió mucho los riesgos. Ya en la parrilla sabía que Kimi Raikkonen, amparado por la evidente superioridad de Ferrari, haría su propia carrera, a lo Schumacher. Su objetivo, pues, era estar en cabeza, sumar puntos y constatar la fiabilidad del McLaren a la espera de la evolución del coche en el tramo decisivo del campeonato. Lo consiguió.