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Abrigamos muchos prejuicios si no dudamos, alguna vez, de todo en lo que hallemos la menor sospecha de incertidumbre (Descartes) |
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TENIS / Masters Series de Indian Wells |
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De nuevo grande |
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NADAL GANA ANTE DJOKOVIC SU PRIMER TITULO EN NUEVE MESES LOGRA HACERSE CON SU SÉPTIMO MASTERS SERIES, EL 18º TORNEO DE SU CARRERA |
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JAVIER MARTINEZ
Doscientos cincuenta y dos días y 12 torneos después de su último título, en París, su segundo Roland Garros, Rafael Nadal volvió a alzar una copa, y de las buenas. El número dos del mundo se impuso ayer al serbio Novak Djokovic, 12º favorito, por 6-2 y 7-5, haciéndose con el triunfo en Indian Wells. Es su 18º título, séptimo Masters Series.
El éxito tiene un significado especial para un jugador que disputaba su primera final desde el torneo de Wimbledon, aquella vez con derrota ante Roger Federer, a diferencia de la disputada un mes antes sobre la tierra parisina. Nadal asoma de nuevo y clausura el debate sobre la progresión de su juego. No fue casual que se fuese al piso una vez sumado el último punto, que festejase el triunfo como en las más grandes ocasiones. Le había costado lo suyo llegar hasta aquí. «Volver a ganar y, sobre todo, un título como éste, es muy bonito», comentó tras convertirse en el tercer español que se impone en Indian Wells, siguiendo la estela de José Higueras (1983) y Alex Corretja (2000). En la temporada más difícil desde que emergió en la élite, el mallorquín se hace con el primero de los Masters Series del curso. Y lo hace en la final más joven de un torneo de estas características desde que Andrei Medvedev, de 19 años, derrotó a Yevgeny Kafelnikov, de 20, en Montecarlo, en 1994. Contra la costumbre, ayer le tocó enfrentarse a un muchacho 11 meses menor. Djokovic pertenece a esa generación que viene, esa camada liderada con un notable margen por el español.
A la vera de Nadal, trata de crecer un grupo de tenistas que pronto habrán de dar el estirón. Es el caso del serbio, que ganó a principios de año su tercer título en Adelaida, pero que no pudo ocultar el rubor en su primera final de un Masters Series. Entregó los 12 primeros puntos del partido y sólo consiguió dos de los primeros 18. Cuando se quiso dar cuenta, estaba 4-0 abajo, con el primer set prácticamente perdido. Con un porcentaje de primeros servicios inferior al 30%, apenas podía dar señales de vida. En el segundo set gozó de tres pelotas de break y llegó a estar a dos puntos del triunfo parcial, pero nuevamente se puso de manifiesto el inferior grado de madurez con respecto a su adversario. Es evidente que el bicampeón de Roland Garros ha crecido mucho más deprisa que cualquiera de sus contemporáneos.
En el mano a mano, sólo Tomas Berdych le tiene tomada la medida, con tres victorias en cuatro enfrentamientos. Ahora bien, el irregular diestro checo presenta un triunfo en Paris-Bercy como lo mejor de su palmarés, frente a los meteóricos números de Nadal. Gasquet está 3-0 abajo con el manacorense y aún espera la confirmación. Baghdatis soporta idéntico balance adverso y no ha prosperado adecuadamente desde la final del pasado año en Australia. Murray cayó el pasado enero en Melbourne tras un excepcional partido. Monfils, 2-0 en contra, se diluye.
'Top ten'.
Tras abandonar por problemas en la espalda cuando perdía por un doble 6-4 ante Nadal en la tercera ronda del último Roland Garros, Djokovic sorprendió a casi todos en la conferencia de prensa posterior argumentando que tenía el partido controlado. El de Belgrado ha ganado en sensatez y humildad. Ayer inició su parlamento ante la grada recordando que era su primer discurso de estas características. Su tenis va para arriba. Prueba de ello es que a partir de hoy ingresará entre los 10 mejores del mundo. Estamos ante un jugador poderoso, con enorme energía sobre la cancha.
Las distancias con Nadal, como ya se ha apuntado, son aún notables. Con 21 finales a cuestas, tres de ellas de Grand Slam, y tan sólo tres derrotas, no muestra ningún síntoma de vértigo. Ni siquiera después de un largo periodo donde su raqueta no ha sido capaz de responder a las expectativas creadas, ofrece síntomas de debilidad. Sale de Indian Wells sin ceder un set, seguro de reencontrar lo mejor de sí. Cayo Vizcaíno, el segundo Masters Series del año, arrojará a partir del viernes más pistas sobre el poder de su reacción.
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