Tras dos palizas memorables, del Madrid al Barça primero y del Barça al Madrid después, el tercer encuentro de la temporada ha vuelto a la igualdad tradicional, y ello en un encuentro lento, de bajo tanteo pese a que no se perdieron excesivos balones ni los porcentajes globales de tiro fueron bajos: la obsesión parecía ser conservar fuerzas y resolver algunas deficiencias.

Las deficiencias de Barcelona y Madrid son parecidas: se llaman exceso de dependencia de un escolta tirador. Esta vez, ni Juan Carlos Navarro (9 puntos con 4/14 tiros) ni Louis Bullock (4 puntos con 2/6) aportaron gran cosa. Pero Dusko Ivanovic encontró un buen paliativo en Rodrigo de la Fuente (15 puntos), y Joan Plaza no. Desde la racha de lesiones y la paliza -sin recompensa- de la Copa, un Madrid más frágil ha sobrevivivido o naufragado según le iba a Bullock, y éste a su vez cayó lesionado en Kazan. Mañana le necesitarán en mejor estado para pasar a la final de la ULEB. Es evidente que Plaza, dejándole en el banquillo la mitad del choque con el Barça, prefirió conscientemente sacrificar parte de sus posibilidades de victoria ante la cita, ya sin remedio, del martes.

Pero Plaza sabe que sólo recuperando a Venson Hamilton, cuyo dinamismo defensivo y cuya intimidación no han podido ser reemplazados, podrá su equipo regresar al nivel de principios de temporada. Los fichajes han aportado poco: Blagota Sekulic (curiosamente reconvertido en Blaguti por TVE y la ACB; ¿será por afinidad madridista ese sufijo de guti?) muestra buena actitud y lo intenta, pero parece atléticamente inadecuado a esa tarea de enforcer o intimidador... y tampoco está aportando gran cosa en ataque.