L. M.
BARCELONA.-
A pesar de que en los últimos tiempos no son uña y carne, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida están de acuerdo en una cosa: José Luis Rodríguez Zapatero es, en opinión de ambos líderes nacionalistas, «desleal» y su palabra «deja mucho que desear».
«Zapatero no está siendo leal ni, mucho menos, generoso con el Estatuto. Cada vez costará más confiar en su palabra», aseguró ayer Duran en una entrevista concedida a Onda Cero. El líder de Unió se sumaba así al criterio de su colega de federación, Artur Mas, quien el sábado tildó de «desleal» al presidente del Gobierno durante la celebración del Consell Nacional de su partido, el CDC.
Para Duran, el famoso talante del presidente se traduce en que «le dice A a quien quiere escuchar A y luego le dice B a quien quiere oír B, aunque A y B sean contradictorios». El líder democristiano puso como ejemplo las relaciones de Zapatero con Marruecos.
«El presidente del Gobierno habla con el rey y es más alauí que Mohamed IV. Después, un día habla con el Frente Polisario y, entonces, es más polisario que el dirigente más importante del Frente», insistió Duran.
Además, el dirigente nacionalista se desmarcó del PSOE al recordar que «CiU nunca ha dado plenamente apoyo a Rodríguez Zapatero». Y puso de relieve que, en materia de política antiterrorista -que tanto enfrenta al PSOE con el PP-, «tanto los unos como los otros tienen responsabilidad».
Atrás han quedado los tiempos en que Mas fue al notario para certificar que su partido no pactaría con el PP en el Parlament de Cataluña. Duran también criticó a Rajoy y aseguró que su partido «no comparte» que el PP use el terrorismo «para erosionar».
Sin embargo, las críticas de Mas y Duran a los populares ya no son lo que eran. El sábado, Mas dejó claro que ha detectado un giro de los socialistas hacia el centralismo y se mostró convencido de que el Tribunal Constitucional recortará el Estatuto y dejará en nada el supuesto nuevo autogobierno que este texto recogía para Cataluña.
Ayer Duran no ahorró críticas contra Zapatero. CiU ha dado un giro hacia la equidistancia. No quiere cerrarse puertas, como ha hecho en otras ocasiones, e intentará llegar a los posibles pactos que se negocien tras las elecciones generales con las manos libres para elegir a quién respaldar en el Gobierno central.
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