Lunes, 19 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6301.
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Francia vive con una pasión desconocida la campaña presidencial
Los mítines son más concurridos, los debates en televisión despiertan gran expectación y los libros sobre los candidatos se han convertido en un éxito
RUBÉN AMON. Corresponsal

PARIS.- La desidia del abstencionismo, las crisis ideológicas, la pujanza de los extremos, la esclerosis de la clase dirigente y el rechazo a la Constitución Europea habían desdibujado en estos últimos años la vocación política del vecindario francés. Quizá hacía falta tocar fondo en el abismo de Le Pen y en el aislamiento europeo para aferrarse ahora a las expectativas de un relevo generacional y cultural representado iconográficamente en los 50 de Sarkozy (UMP), Ségolène (PS) y Bayrou (UDF).

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Son la regla de tres que hace gravitar la campaña. También los rivales de una apasionante contienda que ha matizado los argumentos de antaño -crisis social y económica- en beneficio de las cuestiones políticas y morales. Francia se reconcilia con la filosofía, la psicología, la teoría y el pensamiento. Por eso ocupan un lugar predominante las cuestiones trascendentales en clave de psicoanálisis nacional: ¿Qué es la patria? ¿Existe el centro? ¿Cómo se define la identidad? ¿Qué es Francia?

El interés del debate explica que hayan aumentado espectacularmente las expectativas de participación. Empezando por los jóvenes, cuya predisposición a manifestarse en las urnas (81%) es casi 20 puntos más elevada de lo que los sondeos auguraban en la precampaña de 2002.

EN VIVO Y EN DIRECTO

La primera evidencia del apasionamiento francés puede reconocerse en los mítines. Tanto Sarkozy como Royal se desplazan en el mapa del Hexágono con el éxito y la respuesta de una banda de rock. Muchas veces redondean los 15.000 espectadores. Otras concitan 5.000 en localidades perdidas del mapa o se acercan a cantidades futbolísticas cuando los discursos acontecen en París y en las grandes ciudades.

El mérito se relaciona con el carisma de ambos, pero también influye la multiplicación de adherentes y militantes. De hecho, la soldadesca del Partido Socialista ha subido de 150.000 a 300.000 miembros gracias al efecto entusiasta de Ségolène y a la simplificación, sea dicho, de las modalidades y de las tarifas que dan actualmente acceso al carnet.

El duelo prefabricado de Royal y Sarko no ha podido contener la fuerza de Bayrou. Su primer mitin se produjo en diciembre ante unos cuantos colegas. Los últimos han llegado a congregar hasta 8.000 espectadores como respuesta a la verosimilitud de la alternativa centrista.

LA TELEVISION

No cobran, garantizan audiencia y se identifican con las problemáticas de la audiencia. He aquí algunas de las razones inmediatas que explican el protagonismo de la clase política en la televisión francesa.

Los comicios presidenciales (22 de abril / 6 de mayo) juegan a favor de corriente, pero nunca se había producido al norte de los Pirineos una competencia tan acusada entre los canales públicos y los medios privados para adjudicarse los rostros del poder en horarios de máxima audiencia.

La prueba definitiva sobrevino el 19 de febrero con la exhibición televisiva de la candidata socialista, Ségolène Royal. No sólo porque Ségo llegó a reunir a 10,5 millones de espectadores. También porque la fórmula espectacular del debate le permitió prolongar sus intervenciones durante dos horas.

Los directivos de la cadena TF1 se vanaglorian de haber encontrado el lado humano de la política y de haber ambientado en un plató el mito de la democracia participativa. También sostienen que la respuesta masiva de la audiencia responde a que los distintos invitados de las noches de los lunes -Sarkozy, Le Pen, Bayrou- ejercen un dominio de las artes escénicas.

La receta, por tanto, consiste en llevar los debates al terreno del talk show americano -Ségolène Royal cruzó el estudio para consolar a un paralítico- y en aprovechar la telegenia propiciatoria de los presidenciables.

LAS LIBRERIAS

Empecemos con una estadística: la venta de libros políticos en Francia subió un 80% en 2006 respecto al ejercicio de 2005. Y más va a hacerlo en 2007, porque la proliferación de ensayos oficiales, apócrifos y satíricos de los candidatos en juego se relaciona directamente con las listas de best-sellers.

La tragedia del presidente, un retrato cáustico de Chirac, lleva vendidos 250.000 ejemplares con la firma de Franz Olivier Gisbert, mientras que el Testimonio de Nicolas Sarkozy ha alcanzado las 160.000 copias.

Se entiende, por tanto, que la colección de libros políticos editados en Francia desde enero redondee la cifra de 111. Sin contar, por supuesto, el éxito que han alcanzado las versiones en cómic.

Cualquier centro comercial bien abastecido sorprende al consumidor por la proliferación de historietas mordaces. Las hay de Ségolène Royal y del presidente Chirac, aunque la oferta también concierne a los candidatos menores. Por ejemplo, José Bové, epígono de Astérix en el siglo XXI y protagonista de un cómic que satiriza sus cruzadas antiglobalizadoras.

La moda del tebeo electoral es el resultado más o menos circunstancial de una confluencia. Francia es un país enormemente sensible a la cultura del cómic, como también es una República que vive con extraordinaria agitación los trances electorales y los comicios presidenciales.

INTERNET

El 82% de los franceses se dice interesado por la campaña electoral. Incluidos quienes se mueven en los motores de la red para informarse de las cuestiones políticas.

La página web de François Bayrou, que recibe 41.000 visitas al día, ha duplicado la audiencia en las últimas semanas, mientras que la maquinaria informativa del partido de Sarkozy (Unión para un Movimiento Popular) remite diariamente sus correos electrónicos a un ejército de 300.000 abonados. De la página de Ségo se ocupa uno de sus hijos.

Es verdad que internet ocupa todavía un espacio secundario en la estrategia de los candidatos -presupuestaria e informativamente hablando-, pero resulta completamente novedoso el hecho de que el 47% de los internautas franceses admitan dedicar algunas de sus consultas cotidianas a los pormenores de la campaña presidencial en marcha.

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