Su nombre monacal era Maha Ghosananda, que es «el que proclama la alegría» en Pali, el idioma litúrgico del Budismo Theravada. Fue el arquitecto de la reconstrucción de esta religión en Camboya tras la dictadura de los jemeres rojos, a finales de los 70, y su trabajo por la reconciliación nacional durante la transición poscomunista le valieron la nominación al Nobel de la Paz. El pasado lunes, Maha Ghosananda, El Gandhi de Camboya, murió a los 77 años en un hospital de Massachussets.
Somdet Phra Maha Ghosananda había nacido en el seno de una familia de agricultores del Delta del Mekong en 1929. A los 14 años fue ordenado como novicio y, desde entonces, estudió las ecrituras sagradas hasta doctorarse en Pali por la Universidad Nalanda, en la India. En 1965 se trasladó a los bosques del sur de Tailandia para estudiar meditación. Allí le sorprendió, una década después, la toma de control de Phnom Penh por parte de los jemeres rojos.
Durante los cuatro años de dictadura maoísta que siguieron, entre uno y tres millones de camboyanos murieron de hambre, extenuados por los trabajos forzados o, directamente, torturados y masacrados en los Campos de la Muerte. Su líder, Pol Pot, que de joven había sido monje, convirtió a la clase intelectual y, con ella, a los religiosos, en enemigos de su utopía agraria marxista. En 1979 tan sólo quedaban 3.000 de los 60.000 monjes budistas, mientras que la mayoría de monasterios habían sido destruidos.
Para entonces, Maha Ghosananda se había trasladado a la frontera entre Tailandia y Camboya, donde asistió a los refugiados, levantó templos y comenzó la formación de nuevos monjes. Fue uno de los primeros religiosos en cruzar la frontera cuando los jemeres rojos cayeron en manos del Ejército vietnamita. Al volver, se encontró con que toda su familia, amigos y discípulos habían sido asesinados.
La reconciliación, para Maha Ghosananda, era la capacidad de ponerese en el lugar del contrario, «que no es más que un ser ignorante, igual que nosotros mismos somos ignorantes de muchas cosas». Esta actitud lo convirtió en una de las piezas claves de la transición poscomunista en Camboya, un tiempo en el que capitanéo la restauración del budismo hasta ser elegido patriarca supremo de la religión, en 1988.
A finales de los 80 se mudó a EEUU invitado por una orden budista que reza, y lucha, por un mundo libre de armas. Pero en 1992 volvió a Camboya, en el primer año del acuerdo de paz promovido por la ONU. Recorrió a pie el país durante 16 días, incluidos los territorios controlados por los jemeres rojos, en una peregrinación por la paz que se convirtió en la primera Dhammayietra o Marcha de la verdad, que desde entonces se repite cada año.
Su libro Paso a paso contiene una de las citas más repetidas de Maha Ghosananda: «Nuestro camino hacia la paz comienza hoy y todos los días. Cada paso es una oración, cada paso es una meditación, cada paso construirá un puente».
Maha Ghosananda nació el 23 de mayo de 1929 en la provincia de Takeo (Camboya) y murió el 12 de marzo de 2007 en North Hampton (Massachusetts, EEUU).