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Creo que la verdad sólo tiene un rostro: el de una violenta contradicción (Georges Bataille) |
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EL APUNTE |
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Nacionalismo no excluyente |
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ALEX SALMON
Llevo unos días conociendo un país federal como es Argentina. Su estructura política está muy clara. Medio fronteras policiales que sirven para bien poco; organismos con autonomía de gestión en cuestiones de educación, fiscalidad o turismo; aeropuertos algunos privados y otros del Estado, en definitiva una organización peculiar y con la que se han acostumbrado a funcionar, aunque no todo funcione. Lo interesante es que aunque el sentido de provincia impere por encima de todo, no existe ninguna necesidad identitaria y la reivindicación patria del argentino la encuentras tanto en Salta al norte, como en la Patagonia al sur. Puede que no venga al caso de nada, pero también puede venir a todo. Argentina es todo lo contrario a España. Aunque el Estado de las autonomías sea algo parecido, el sentido argentino de unidad evidente, que no forzado, prevalece por encima de diferencias étnicas. Las referencias a la bandera y la patria son constantes en Argentina, pero no contra nadie. Y ese es un detalle fundamental. Se pierde tiempo nacionalista, pero contra nadie. Qué lejos está Cataluña de allá.
alex.salmon@elmundo.es
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