J. M. PLAZA
MADRID.-
No se considera novelista, sino periodista, pero Julia Navarro es la autora española que más vende: dos millones de libros de sus dos primeras novelas (publicadas en 26 países) y ahora acaba de aparecer La sangre de los inocentes, editadas por Círculo de Lectores y Plaza y Janés, que se reparten los 300.000 ejemplares de su primera edición.
«Ésta es mi obra más ambiciosa y yo creo que es la mejor, pues estoy más madura y manejo mejor la situación, los personajes... También los que la han leído opinan lo mismo. Es la obra que más tiempo me ha costado acabar. Casi dos años», afirma Julia Navarro, que a pesar del descomunal éxito de La hermandad de la sábana santa y La Biblia de barro, no ha abandonado el periodismo activo y sigue conservando la humildad, sencillez o cercanía de siempre.
Y señala que La sangre... es una novela sobre el fanatismo en general. «El fanatismo es algo inherente a la condición humana, ya sea religioso, político o de cualquier otra forma. Siempre ha habido hombres que han intentado imponer su forma de rezar o de concebir la sociedad por la fuerza. Matar en nombre de Dios me parece la mayor aberración», señala Julia Navarro, que añade que en su novela ha intentado mostrar el fanatismo religioso y político en tres épocas de la Historia.
Lo que une a estos tres periodos es el manuscrito de un inquisidor del siglo XIII: «Soy espía y tengo miedo. Tengo miedo de Dios porque en su nombre he hecho cosas terribles...». Así comienza su confesión y la novela, que se desarrolla en la Francia de los cátaros, la Europa de la Segunda Guerra Mundial bajo el terror nazi y la época actual, en la que tendrá lugar un atentado terrorista en Frankfurt.
«Es una novela muy actual. Los temas los saco de los periódicos, y no hay un día que no se hable de grupos de fanáticos que matan a los demás en nombre de no sé qué ideas religiosas o políticas. No podemos tener miedo ni ceder ante las amenazas fanáticas porque está en juego la libertad de expresión y la libertad, y tenemos la obligación de defenderlas. Los fanatismos se han dado en todas las épocas y culturas, y detrás del fanatismo religioso siempre hay intereses políticos y económicos», acota.
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