TOMAS MARCO
Ciclos de la Fundación Juan March
Obras: Cuartetos de Haydn y Mozart./ Intérpretes: Cuarteto Saravasti./ Escenario: Fundación Juan March./ Fecha: 14 de Marzo de 2007.
Calificación: ***
MADRID.- En 1792 Haydn compuso y publicó seis magistrales cuartetos de cuerda que constituían un nuevo mundo en esta forma a la que él confirió su futuro y aseguró su primacía en la música de cámara.
Las obras causaron sensación no sólo en Viena, sino en toda la Europa ilustrada. Mozart, ya plenamente maduro como músico, se sintió fascinado con ellos y replicó con otros seis dedicados A mi querido amigo Haydn. Dos grandes genios de la música dialogan así en una amistad y con una admiración mutua, rara cuando coinciden en la misma época dos talentos excepcionales. Recuérdese otras relaciones envenenadas como la de Wagner y Brahms o la de Stravinsky y Schönberg. En otros terrenos, fuera de la música, cuecen idénticas habas, pero cuando dos fuera de serie dialogan amigablemente el resultado es tan deslumbrante como en este caso.
Confrontar los seis cuartetos de Haydn con los de Mozart es la gran idea que desarrolla la Fundación Juan March con un ciclo de seis conciertos. Sesiones confiadas a tres cuartetos españoles; otra espléndida idea, pues estamos en un país que en 30 años ha creado numerosas orquestas de categoría pero no ha hecho nada por la música de cámara. Nuestros escasos cuartetos viven como pueden, más por impulso vocacional que por recibir estímulos. En la sesión a la que me refiero actuaba el Cuarteto Saravasti que forman Gabriel Lauret y Diego Sanz (violines), Pedro Sanz (viola) y Enrique Vidal (violonchelo).
Son cuatro excelente músicos radicados en Murcia, desde donde proyectan su innegable talento. Tienen una técnica elevada y un sentido musical de primer orden. Y además saben hacer auténtica música de cámara, lo que no es fácil, y se agradece mucho. Entusiasmaron al público que abarrotaba la sala y nos ofrecieron un Haydn y un Mozart tan bueno como el de cualquier cuarteto foráneo de campanillas.
En este concierto se enfrentaban dos cuartetos, ambos en mi bemol mayor. De Haydn el n.30, opus 33 n.2, llamado De la broma por su insólito, genial y atractivo final. De Mozart, el K.428, una obra perfecta que en su Andante con moto tiene muchas premoniciones armónicas de futuro.
Los miembros del Cuarteto Saravasti los tradujeron en óptimas convicciones con un sentido del equilibrio formal que no excluía la calidez expresiva.
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