Las disputas entre los tres países impulsores del Proyecto Galileo podría dar al traste con la propuesta del Gobierno español de que el centro de supervisión del consorcio de satélites esté en Barcelona. Según las fuentes del sector, Alemania e Italia están «barriendo para casa» en el proceso de negociación para la constitución definitiva de una única compañía y el reparto de tareas, intentando reducir al mínimo el papel de España en el proyecto. Y eso no favorece en nada la elección de Barcelona.
Para la sede de la autoridad de supervisión, Barcelona compite con 10 ciudades europeas, entre las que destacan Praga, Roma, Atenas, Estrasburgo y Cardiff. El ex alcalde de Barcelona y ministro de Industria, Joan Clos, así como la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, argumentan que la capital catalana goza de las condiciones tecnológicas necesarias para el proyecto y cuenta con experiencia en el negocio aeroespacial, además de estar cerca de la ciudad francesa de Tolouse, centro de fabricación del consorcio aeronáutico europeo EADS.
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