Definitivamente, el abogado griego Andreas Chalaris se ha convertido, por méritos propios, en uno de los favoritos del público asistente, que espera y celebra muchas de sus intervenciones. Ayer, el letrado volvió a demostrar que siente un gran aprecio por los perros. Si el pasado miércoles le preocupó saber si el primer animal que inspeccionó la Kangoo había sido sancionado, ayer quiso conocer si el segundo seguía en activo. «Ha muerto», respondió el testigo. Aunque no explicó por qué, Chalaris se interesó entonces en conocer si la muerte había sido natural. Conmovido, quien había sido su guía durante años contestó: «De un infarto». El abogado calló durante unos instantes y la sala contuvo el aliento, como si esperase escuchar de Chalaris su más sentido pésame.

La de ayer fue la primera sesión del juicio en la que el tribunal ha autorizado a ausentarse a los siete procesados de la 'trama asturiana' que no están en prisión, y que se han quejado de los gastos que les ocasiona acudir a la vista.