MIGUEL M. ARIZTEGI
PAMPLONA.-
El presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, lanzó ayer un nuevo órdago político en plena resaca de la multitudinaria manifestación celebrada el sábado en Pamplona. El jefe del Ejecutivo reiteró a su principal rival político, el candidato socialista Fernando Puras, que está dispuesto a firmar «un pacto para blindar el régimen foral de Navarra». Un acuerdo que llevaría consigo «un reparto en las cuotas de poder en cuanto al acceso a las instituciones, y lo digo ahora, con una posición de mayoría absoluta», subrayó.
El presidente no fue más explícito, ya que «no hay una propuesta concreta», dijo, y precisó que «tiene que haber un proceso de negociación» con el PSN para llevarla a la práctica. Sanz relanza así la idea de un gran pacto foral antinacionalista, que ya propuso a los socialistas navarros en septiembre de 2006.
El líder regionalista pretende blindar así no sólo el estatus jurídico-político de la comunidad foral, sino su futuro como presidente navarro tras las elecciones de mayo. Y es que si la coalición UPN-CDN perdiera la mayoría absoluta, la llave del Gobierno recaería en los socialistas, que deberían entonces decidirse entre formar una coalición con Nafarroa Bai que aupase a Fernando Puras como presidente, o bien apoyar a UPN y entrar en el Gobierno como segunda fuerza. Las encuestas colocan a los socialistas como segunda o incluso tercera fuerza política de la comunidad, detrás de UPN y quizá con menos apoyo social que Nafarroa Bai.
Sea como fuere, Sanz no tuvo empacho en recordar que su mano «está tendida al Partido Socialista, porque mucho más importante que estar en el Gobierno en solitario es defender o blindar el régimen foral para que Navarra siga siendo una comunidad foral diferenciada, sin riesgos de convertirse, por pactos extraños, en una provincia más».
Tras el golpe de efecto que supone la propuesta a los socialistas navarros, Sanz volvió a criticar con dureza a Rodríguez Zapatero, de quien dijo que es «bastante sintomático» que haga «oídos sordos a la voz del pueblo navarro, que fue alta y clara». Y lamentó que el presidente «ni tan siquiera tuvo la deferencia de hacer una referencia a la manifestación» del pasado sábado, que congregó a cerca de 100.000 personas por las calles de Pamplona.
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