Martes, 20 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6302.
OPINION
 
Editorial
EL PP NO DEBE SEGUIR ELUDIENDO LA AUTOCRITICA SOBRE IRAK

Coincidiendo con el cuarto aniversario de la invasión de Irak por EEUU, los españoles han podido escuchar la autocrítica más abierta que desde las filas populares se ha realizado hasta el momento: «Aznar se equivocó y no debió estar en las Azores». La reflexión es de Jaime Ignacio Del Burgo y seguro que no le habrá sentado bien a la cúpula del PP, obligada a tener que pronunciarse sobre la opinión de un diputado que se ha salido del mutismo oficial. Sin embargo, la culpa de este desfase la tienen sólo los miembros de la ejecutiva popular, empezando por Rajoy, pues tiempo y razones les han sobrado para hacer esa autocrítica tomando la iniciativa.

Entre esas razones destaca, como recuerda Del Burgo, el hecho de que la presencia de Aznar en las Azores fue una «decisión personal». Que en aquel momento el PP cerrara filas con su líder puede resultar comprensible. Lo que no se entiende es que todavía hoy sus miembros se sientan en el deber de salvar la cara a Aznar y no reconocer que se equivocó. Quizá Rajoy y otros destacados miembros populares que entonces tenían responsabilidades de gobierno piensen que con ello estarían cediendo un arma a su adversario político, pero el sentido común apunta a que ocurriría justo lo contrario. Ya es hora de que el PP actual, con esa exigible autocrítica, reste sentido a la continua referencia a la Guerra de Irak a la que se aferran desde Zapatero al miembro más irrelevante del PSOE para desviar la atención sobre sus propios errores.

Desde luego, a quien le debe el PP esa autocrítica es a la sociedad española y no al Partido Socialista, que jamás ha hecho lo propio pidiendo perdón por los asesinatos que bajo su patrocinio cometieron los GAL, algo incomparablemente más grave que el error político de apoyar la invasión de Irak. Sólo la desmemoria sobre aquellos sucesos puede permitir que Felipe González, con la misma desvergüenza con la que rinde homenaje a un secuestrador y ladrón, pida ahora cuentas al PP por sus decisiones del pasado. Pero que los socialistas nunca hayan asumido públicamente sus errores, lejos de constituir un modelo de conducta para el PP, debería servirle de acicate para actuar de otra manera.

Al fin y al cabo, aunque muy pocos se atrevan a decirlo aún en voz alta -ayer el diputado López Medel se unió a Del Burgo recordando sus posiciones críticas de hace cuatro años-, la inmensa mayoría en el PP acepta en privado que Aznar se equivocó. Su afán por hacer de España un país más atlantista, fiándose ciegamente de Bush, sólo consiguió abonar el rancio antiamericanismo de un sector de la sociedad española, amén de descuidar la repercusión que eso tendría sobre asuntos internos que, como bien está demostrando esta legislatura, requerían una mayor atención en España que nuestra proyección exterior. Apoyó sin fisuras una operación que, como la propia Condoleezza Rice reconoce estos días, se hizo bajo supuestos equivocados y sin la suficiente previsión para el día después. Y su afán por aparecer en la foto, como señala Del Burgo, dio la impresión equivocada de que España iba a la guerra, cuando lo único que hizo fue enviar tropas a una misión equivalente a la que hoy desempeñamos en Afganistán.

Cuatro años después, el rasgo más destacado del estado de opinión en Irak es el pesimismo. El 50% piensa que la situación en el país es peor que antes de la guerra, frente al 38% que dice que es mejor. Y nada menos que un 51% aprueba que se ataque a las fuerzas de coalición, cuando hace tres años ese porcentaje era del 17%.

Hay, sin embargo, un dato que debería agradar a Bush: sólo el 35% piensa que las tropas norteamericanas deberían marcharse inmediatamente, frente a un 63% que dice que deberían hacerlo sólo cuando la seguridad en el país árabe haya mejorado.

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