El padre de Cristina me decía: «Estuvimos en León con los padres de Naika, la niña que regresó a casa después de estar diez años desaparecida, ¿porqué no puede ocurrirnos eso con Cristina?».

Naika volvió a casa con sus padres pero puso una única condición: que jamás le preguntaran dónde había estado, ni qué había ocurrido con su vida en los últimos diez años. Los padres aceptaron y ahora Naika reanuda su vida de siempre y está a la espera para operarse de la vista y opositar a una plaza de policía municipal. Por desgracia, los desaparecidos sólo están de moda cuando el desastre sobrevuela a una familia y el buscado es un niño o una adolescente, como ocurre ahora con el niño canario de siete años.

El resto del año las 15.000 familias que presentan una denuncia por desaparición en España se encuentra completamente solas. Muchas cuando van a denunciar a comisaría todavía les dice el funcionario de turno que hay que esperar 48 horas antes de poner la denuncia, por si aparece. Nunca fue cierto.

Las primeras horas son primordiales para resolver la desaparición. A los pocos días, si no aparece, piden a los familiares su ADN, ante lo cual la familia se desmorona creyendo que está muerto.Lo peor está por llegar. Hasta que se unificó en un banco común el ADN de los desaparecidos, el llamado Programa Fénix de la Guardia Civil, cada policía pedía una nueva prueba de ADN a las familias.

A día de hoy, más de 10.000 huesos están por identificar, quizá muchos de ellos son de personas que están siendo buscadas, pero no hay medios suficientes para llevar a cabo las tareas de identificación.Para eso no hay presupuesto. A menudo las investigaciones policiales no aportan nuevas pistas, son muchos los casos y muy pocos los medios.

Las pruebas que se practican en un capítulo de la serie CSI, nuestros expertos tardan seis meses en hacerlas.

Si la desaparición se alarga, disminuye también el interés público por el caso. Los medios de comunicación dejan de colaborar. Como mucho una breve nota de búsqueda en un periódico y siempre cerca de las necrológicas, para aumentar el dolor de las familias.Si la desaparición causa alerta social, como la de Yeremi en Gran Canaria, cuidado. Muchos medios de comunicación harán pública cualquier pista sin contrastarla, intentarán tener la primicia de haberle encontrado, sea vivo o muerto. Lo único importante es ser el primero en darla.

En el caso de Yeremi, el programa de TVE España Directo dijo que se habían encontrado sus ropas y que la madre había ido a identificarlas. Ni eran las ropas del niño, ni la madre fue a ese cometido, pero mientras tanto los voluntarios dejaron de buscarle y la familia cayó en la más profunda desesperación al escuchar la noticia.

Los familiares de desaparecidos son víctimas, pero no les vemos como tales. Casos como el de Cristina Bergua, Tamara Navas, Yeremi y tantos más hacen aflorar en nosotros nuestra parte más solidaria.Por unos días, nos olvidamos de viejas rencillas y juntos caminamos en una sola dirección para conseguir un mismo fin. Sólo por ello merecen sus familias ser tratadas con un mayor respeto.