Jean-Michel Jarre publica Téo & Téa, su segundo álbum grabado con la técnica 5.1, el sistema de audio panorámico de cinco altavoces. «Hace muchos años que trabajo con esa idea de sonido, pero luego te tenías que conformar con el estéreo y dos altavoces. Ahora es posible gracias a la introducción en los hogares del DVD y el home cinema».
Téo & Téa son dos personajes, un chico y una chica, que el músico define como «Romeo y Julieta en la era de internet encontrándose en la pista de baile». Jarre explora nuevos horizontes más carnales para su música: «Le tengo un gran respeto a gente como Chemical Brothers por la pasión que despliegan», dice Jarre con un gesto claro de que su música y la de los Hermanos Químicos aún mantienen rasgos diferentes.
Jarre se ha especializado en ofrecer conciertos en lugares especiales. En 1979 concentró un millón de personas en la plaza de la Concorde de París. En 1997 entró por tercera vez en el libro de los Records Guines al reunir en Moscú a más de tres millones de personas. El pasado año participó en un concierto en las dunas de Merzouga (Marruecos), a las puertas del Sahara, en un concierto para promover el programa de las Naciones Unidas Water for life (Agua para la vida).
«La mayoría de las ocasiones me llaman para actuar en lugares con una magia especial, en el caso del concierto en Marruecos ya había un proyecto en la época de Hassan II», explica.
Sin embargo, Jarre se muestra cauto a la hora de abordar el conflicto del Sahara Occidental: «El mayor problema de Africa es que muchas fronteras se dibujaron de forma artificial», resume sin comprometerse.
En estos viajes aprovecha para conocer y probar músicas diferentes: «Me interesa mucho la música gnagua. Además, la experiencia en el desierto es única, no sólo por el paisaje sino por lo fundamental, que es es la gente».
Jean-Michel es hijo del compositor Maurice Jarre, autor de bandas sonoras míticas como Lawrence de Arabia. «No hablamos mucho, hemos estado distanciados mucho tiempo, pero en los últimos años la relación se va normalizando». Así que no hay debate generacional, aunque admite que es interesante comparar el sonido 5.1 con la aparición en el cine del cinemascope.
El director de cine John Ford decía de la pantalla panorámica que no sabía dónde mirar. ¿Puede ocurrir lo mismo con grabar el sonido para cinco altavoces? «En realidad, la aportación de la tecnología lo que te permite es hacer tu propia configuración, tener tu propio punto de vista», asegura.
«La primera vez que probé el 5.1 en directo fue en un concierto en la Ciudad Prohibida de Pekín, en 2004, ahora se puede experimentar en casa».
Jarre ha vendido millones de discos y seguramente es el autor de música electrónica más conocido del planeta, quizá por ello asombra su gesto de 1983 al editar una copia de Musique pour supermarches (Música para supermercados) y luego destruir el máster original y vender el único vinilo en una subasta. El disco fue un objetivo para los coleccionistas. «En la portada pusimos una colección de diapositivas con todo el proceso del disco», recuerda. «La última fue la del comprador, lo último que supe de él fue que después de sufrir un accidente de tráfico lo primero que hizo fue escuchar el disco».
Jarre es un hombre que busca la belleza, lo demuestran sus parejas en el pasado, las actrices Charlotte Rampling o Isabelle Adjani. «Las mujeres influyen en mi música porque influyen en mi vida. Y más cuando ella es artista», zanja.