Medio siglo pisando escenarios. Y no ha perdido el garbo ni la garra. Casualidades de las tablas, empezó con Miguel Narros y con él sigue. «Miguel y José Luis Alonso», puntualiza el nombre de sus padrinos. Tantos, como obras de teatro, aunque Julieta Serrano tampoco le haya hecho ascos al cine ni las cámaras le hayan escamoteado favores. ¿Los últimos aplausos? Con Divinas palabras de Valle, bajo dirección de Gerardo Vera; y Así es (si así os parece) de Pirandello a las órdenes de Miguel Narros.
Pregunta.- Buena cosecha la de 2006.
Respuesta.- Sí. Y eso que siempre decimos que hay pocos papeles para mujeres. Ha sido una muy buena temporada. Estoy encantada y muy agradecida a la suerte y a la vida.
P.- En su caso más que de suerte hay que hablar de muchas tablas.
R.- Hace ya 50 años que me dedico formalmente a esto de la interpretación, aunque antes ya hacía cosas de teatro amateur. Empecé mi aprendizaje con sólo 13 años, en Barcelona, en mi barrio, el Poble Sec, con una obra que dirigía mi padre. Hice muchas cosas como amateur pero era difícil dar el salto porque entonces todo estaba centralizado en Madrid. Pero José Luis Alonso y Miguel Narros me trajeron a trabajar a Madrid.
P.- Con Narros hace 50 años y ahora, de nuevo, ¿es coincidencia o han querido celebrarlo?
R.- Con él me presenté en Madrid con La rosa tatuada, pero que volvamos a trabajar medio siglo después en Pirandello ha sido una casualidad. Con Narros también he hecho mucho teatro clásico y después de La rosa tatuada estuvimos mucho tiempo girando por toda España. Éramos un grupo que íbamos juntos a todas partes, que cobrábamos cuando cobrábamos... Durante muchos años trabajaba una temporada en Madrid y me volvía a Barcelona a esperar que volvieran a llamarme porque Barcelona era un desierto. Comediants, Joglars, el Lliure... todos son más jóvenes que yo, 10 años más jóvenes.
P.- Pero usted ha sabido compatibilizar muy bien sus trabajos en Madrid y Barcelona...
R.- En aquellos años de desierto trabajar en Barcelona era un acto de voluntarismo... Aún me acuerdo de trabajos con Nuria Espert, con Esteve Polls. Pero luego sí, luego he trabajado mucho en Barcelona, con Bieito, Dueso, Sergi Belbel...
P.- Y, en 2006, Valle-Inclán y Pirandello, buena y difícil pareja.
R.- Siempre he dicho que soy corredora de fondo. Estos dos personajes, La Tatula de Divinas palabras y la Señora Frola de Así es, aunque no tengan nada que ver son apasionantes y se disfrutan por el contenido, por el lenguaje... Aunque hayan pasado tantos años, cada obra me la planteo como si fuera la primera.
P.- ¿Hay algún personaje que aún no ha hecho y le apetece? Y ¿algún director con quien quiera trabajar?
R.- No me planteo si me faltan obras o personajes. Sigo con las mismas ganas de trabajar y es una gran satisfacción que aún me queden papeles por hacer, aunque sean pequeños. ¿Y directores? He trabajado con casi todos y espero que los jóvenes que vayan apareciendo sigan pensando en mí.
P.- Y también ha sabido combinar el teatro y el cine.
R.- Bueno, en el teatro he tenido continuidad; en cine he ido a trompicones. Empecé con Ozores y mi gran oportunidad me la dio Jaime de Armiñán, aunque ahora crean que fue Almodóvar. A él también le debo mucho. Pero yo he trabajado mucho. Soy una trabajadora, una luchadora.