Miércoles, 21 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6303.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Las incongruencias en los hombres son, generalmente, un testimonio de su inmadurez (Ed Cole)
Haz Click Aquí
 DEPORTES
Corazón y dos estrellas
VICENTE SALANER

Felipe Reyes y Louis Bullock son dos superestrellas del baloncesto europeo, y las estrellas están para ganar los partidos decisivos. Por sí solos no se habrían bastado, claro, pero la estructura sólida del juego y el deseo de trabajar y competir de sus compañeros les aportaban ayer todo el soporte necesario: la labor bajo los aros de Axel Hervelle y de Blagota Sekulic (en su mejor partido, esta vez sí, desde que llegó al conjunto blanco) y la brillante dirección de Raúl López acabaron siendo el complemento ideal para una pareja en estado de gracia.

Publicidad
El Real Madrid de Joan Plaza ha ido recuperando su nivel de juego, tras la racha de lesiones que le rompieron antes de la Copa y le abocaron a una derrota amarga, de la misma manera que este Madrid suele ganar sus partidos: paulatinamente, elevando el nivel, integrando a sus nuevos jugadores o los que iban saliendo de percances. Parecerá mentira a la luz de su racha de derrotas ligueras, pero ya se veía que el equipo se estaba rearmando aunque, posiblemente, su responsabilidad europea provocó su desconcentración ante los equipos de Valladolid y Gran Canaria.

Anoche, Plaza puso al aficionado de los nervios dejando a López y a Alex Mumbrú -dos competidores habituados a la altísima competición- en el banquillo al inicio. La falta de velocidad del primer Madrid y una exhibición de triples por parte rusa provocaban la igualdad y hacían presagiar un partido dificilísimo. Pero los de Plaza estaban de nuevo, como hace unos meses, aplicando la gota malaya a sus rivales. Los estaban desgastando, y además ahí donde duele: bajo los aros, donde pese a la clase de los gemelos Lavrinovic jamás pudieron imponerse. Mucho antes de perder la batalla de los puntos, los visitantes habían perdido la batalla de los rebotes. En estos niveles eso no suele perdonar.

Ya llegó la segunda final del año. Y a ésta el Madrid no llegará roto por una semifinal terrible.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
 publicidad
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad