REAL MADRID 84
UNICS KAZAN 63
Tunceri (3)
Bullock (27)
Smith (3)
Hervelle (11)
Reyes (23)
Rául López (3)
H. Sonseca (-)
Sekulic (12)
Tomas (-)
Mumbrú (1)
N'Guema (1)
s.c.
Aguilar (1) s.c.
McCullogh (2)
Stevenson (10)
Stombergas (8)
D. Lavrinovic (13)
Mescheryakov (6)
Chikalkin (7)
Savanovic (12)
Samoylenko (-)
Lavrinovic (5)
Zhukanenko (-)
s.c.
Arbitros: Jungebran (FIN), Jersan (ESL) y Ryzhyk (UCR)
1er CUARTO 2º CUARTO 3º CUARTO 4º CUARTO
22-18 22-22 22-9 18-14
VISTALEGRE. 15.000 ESPECTADORES.
Excluidos: Stevenson (min. 37).
MADRID.- Puede el Real Madrid aliviar el dolor de 10 años sin títulos europeos, una década oscilando desde el título de Recopa, cosecha de hace un siglo. La ocasión de revancha se presenta el próximo 10 de abril, en Charleroi, donde hace tres años disputó su última final continental, también en la Copa ULEB. Los desmanes de tanto tiempo tienen al conjunto blanco en competiciones de segunda, pero no exentas de prestigio. Llega el Real Madrid a la disputa última entre el perdón y la excelencia, entre Bullock y Felipe Reyes. El estadounidense firmó en la ida el peor partido de su carrera, y en la vuelta, ayer, se reivindicó, favorecido por la autoridad de un compañero no siempre valorado justamente.
¿Qué le habría pasado a los locales sin Felipe Reyes? La respuesta quedará en el limbo, aunque resulta fácil concluir que habría sufrido un mundo, hasta perder quizá. Cuando en el inicio, los rusos del Unics Kazan tomaron vuelo, en el bando blanco correspondía casi en exclusiva el pívot madrileño. Más que sus enormes 11 puntos en el primer cuarto influyeron sus nueve rebotes en ese periodo, seis de ellos ofensivos. Y especialmente destaca el espíritu que marca como nivel deseable para un colectivo necesitado de remontar contra la historia, que antaño dominó y hoy, pobre, glosa títulos en libros de nostalgia.
La estrella. Cuando se desempolva el palmarés, se descubren motivos por los que el Madrid fue grande. En 1995, cuando su última Copa de Europa, había un grandullón llamado Sabonis vestido de blanco. Cuando dos años después se consolaban con un título de Recopa, Dejan Bodiroga cobraba del Madrid. ¿Qué figura de ese tamaño tiene el conjunto actual? Felipe Reyes: 22 puntos en la ida, bajo una tempestad, 23 tantos, y 16 rebotes, en un duelo de vuelta algo falseado en el marcador.
Porque el principio desveló un guión diferente, un partido de calles estrechas, donde el avasallamiento no se consideraba como posibilidad inmediata. El anfitrión debía remontar siete puntos, y dos veces tomó esa perspectiva en el segundo cuarto. En ambas ocasiones, el rival respondió desde el triple, rotundo. Tampoco el local se iba a rendir por la levedad de tres puntos en contra, distancia alcanzada por el Unics en varias ocasiones durante la primera mitad y que sumada a los siete tantos de colchón suponían cierto chasco. Parecía un encuentro donde templar los excesos, donde sólo con buena cabeza y sufriendo se podría lograr pasaje para la final.
Sin embargo, al pistoletazo de la segunda parte, un corredor arrancó a toda velocidad mientras el otro se clavaba en los tacos. Fueron los minutos del perdón para Louis Bullock, de contribución notable de Sekulic y, especialmente, de una defensa como la de no hace tanto, cuando durante tres meses el Madrid construía agotando a todos sus rivales. Ese rostro se había difuminado desde el desliz de la Copa del Rey, pero resurgió definido en una situación de máxima exigencia, que redobla la credibilidad del equipo de Joan Plaza. El técnico había dicho: «Me juego la cabeza». El verdugo se ha dado de baja temporal, y puede jubilarse si en 20 días los chicos de blanco logran ante el Lietuvos Rytas lituano, un bloque accesible, la Copa ULEB. El título se acompaña con la preciosa pedrea de un puesto para la Euroliga del próximo año, pero sobre todo, supone la opción de tomar el transbordo hacia el buen pasado.