Según la actual normativa, ninguna empresa puede formar parte del consejo ni ostentar derechos políticos superiores al 3% en dos compañías que figuren en tal ranking. El listado lo redacta anualmente la CNE en función de la cuota de mercado de cada operador y, a día de hoy, figuran en él Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa, Hidrocantábrico y Viesgo. Esta última desarrolla su actividad en Cantabria, tiene a Enel como único accionista y perderá el puesto en favor de Gas Natural, cada vez más activa en el negocio del kilovatio.

La multinacional italiana entró en Viesgo el pasado martes 27 de febrero, horas antes de que Clos anticipara que E.ON no las tenía todas consigo en su pugna y que podría haber una «solución española» para Endesa. El augurio del ministro -atribuido un día después por el PSOE a su capacidad de «intuición»- generó una considerable polvareda política, que llegó hasta los escaños del Congreso. La noticia anunciada ayer por Clos también tiene repercusiones directas sobre Endesa. Enel tenía vedado el paso en la eléctrica presidida por Manuel Pizarro. La decisión de la CNE sobre Viesgo le da vía libre para pedir dos o tres puestos en el consejo de administración.

Para que la eléctrica italiana pueda mover sus piezas, los consejeros del organismo regulador, encabezados por Maite Costa, tendrán que aprobar oficialmente la salida de la sociedad cántabra. Ayer, fuentes de la CNE reconocían que aún es pronto para determinar si el asunto entrará en la reunión del consejo de mañana. En cualquier caso, todas las empresas implicadas daban por cerrada la decisión, teniendo en cuenta que quien la adelantó era el el ministro de Industria en persona.

De poco servirían los nuevos poderes de Enel si E.ON recabara más del 50,01% del capital de Endesa el próximo día 29. En tal caso, podría levantar los blindajes estatutarios, que limitan al 10% los derechos de voto de todos los accionistas con independencia de su participación. Pero los alemanes tendrán un grave problema en el supuesto de que fracase su OPA. Aunque tuviera un peso accionarial mayor que Enel, E.ON tendría la misma voz en el consejo de administración que el grupo italiano, o que Acciona y Caja Madrid (siempre que ninguno de los dos venda sus títulos).

Hasta los últimos días del mes no empezará a dibujarse el futuro de Endesa. Ayer, Clos eludió pronunciarse sobre la mejor de las salidas para la eléctrica. Sin embargo, aclaró que un posible troceamiento de la compañía sería negativo para el sector español de la energía. «El fraccionamiento de Endesa sería preocupante. Pensar que la única alternativa es la partición sería una mala noticia. Espero que no sea así», aseguró. No obstante, a juicio del ministro, hablar de esta hipótesis «sería ponerse la venda antes de tener la herida». «Actuaremos conforme se presenten los acontecimientos», concluyó el titular de Industria, quien no reveló la postura de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) respecto a la OPA (el holding público controla en torno al 3% de la eléctrica).

Joan Clos insistió también en que el Gobierno sólo limitará el tamaño de las compañías energéticas cuando esté en peligro la competitividad y tenga un impacto dañino sobre los precios. «Haremos un decreto tras otro» hasta lograr que mejore la competencia, aseveró el ministro.