La intervención pública más recordad de Taha Yasin Ramadan fue quizás aquella que protagonizó el 22 de julio de 1979, cinco días antes de que Sadam Husein fuera instalado como presidente absoluto de Irak. En aquel fatídico día, quien ejercería como vicepresidente iraquí durante décadas se convirtió en portavoz de la desquiciada agenda del autócrata y en medio de una reunión urgente de la cúpula del partido Baaz denunció haber descubierto un «doloroso y atroz complot».
Como describe Con Coughlin en su obra La vida secreta de Sadam, «Ramadan hablaba con un tono de voz triste y melancólico, tratando de dar la impresión de que la traición de muchos de los más altos cargos del partido le había producido una gran tristeza». De la expectación absoluta, el millar de asistentes pasó a la conmoción total cuando el también jefe de la milicia del Baaz -que fundó en 1970 y llegó a tener a decenas de miles de hombres- aseguró que todos los «traidores» se encontraban en la sala asistiendo a la conferencia.
Después, Ramadan cedió la palabra al propio Sadam que, en unas recordadas imágenes, fue nombrando uno por uno a los dirigentes de su formación que debían ser ejecutados ante el pasmo de los mismos.
La sobresaliente actuación de Ramadan en dicha jornada confirmó su estrecha afinidad con el dictador, que a partir de ese instante regiría de manera absoluta al país árabe y sellaría también su suerte: al final acabó como su mentor político, colgado en la horca.
Nacido en Mosul en el seno de una familia kurda, Ramadan conoció a Husein en el ejército, donde ingresó cuando tenía sólo 18 años de edad. A partir de esa fecha, se convirtió en uno de sus acólitos más fieles y durante décadas llegó a conformar una tripleta con el déspota e Izzat Ibrahim al Duri. Ramadan era una suerte de sombra política de Husein y Al Duri, el referente en cuestiones militares.
Ramadan participó junto a Sadam en la mayoría de las intrigas políticas que desembocaron en el golpe de Estado auspiciado por el Baaz en 1968. Un año más tarde, Taha ingresaba en el Consejo del Mando Revolucionario, la máxima autoridad del movimiento.
A partir de esa fecha, el dirigente comenzó a atesorar una lúgubre reputación, primero como juez del tribunal que condenó a muerte a 42 supuestos golpistas en 1970. Nombrado vicepresidente en 1991, Taha era conocido por su lenguaje, a veces brutal. Todavía se recuerda su desempeño como ministro de Industria en la década de los 70, cuando reconoció que no tenía «ni idea» sobre tal departamento pero prometió que cualquiera «que no trabajara duro» sería «ejecutado».
Según Efe, cuando Irak se encontraba sometido a un asfixiante cerco económico y Sadam decidió aleccionar a su pueblo mediante un severo régimen que deberían adoptar los jerarcas, Ramadan siguió sin rechistar dicha directiva y llegó a perder 27 kilos.
Durante la invasión y los últimos días del régimen, el gerifalte fue uno de los líderes más activos de Irak a la hora de comparecer ante los medios de comunicación, ofreciendo su singular y a vece jocosa visión del desarrollo del conflicto, asegurando siempre que lo estaban «ganando» desde el principio.
El vicepresidente iraquí consiguió evadir durante algunos meses la debacle militar pero fue capturado en agosto del 2003.
Taha Yasin Ramadan, ex vicepresidente iraquí, nació en Mosul en 1938 y murió ejecutado el 20 de marzo de 2007 en Bagdad.
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