La Policía mantuvo controlados a los islamistas que frecuentaban el piso de la calle de Virgen del Coro antes, durante y después del 11-M. Todo indicio de delito fue comunicado a la autoridad policial y, cada 15 días, al Juzgado Central de Instrucción número 4, cuyo titular es Fernando Andreu, según declaró ayer el que era inspector jefe del Grupo de Terrorismo Internacional de la Brigada Central de Información cuando se produjeron los atentados.
En ese local, según confirmó el propio testigo, se producían reuniones en las que se exaltaba la yihad y se reclutaba y adoctrinaba a muyahidin para hacer la guerra santa. Entre otras cosas, mediante la exhibición de vídeos violentos. El agente reconoció que su unidad había recibido uno de ellos, que le remitió la ex mujer del acusado Mouhannad Almallah, como ella aseguró en el juicio.
El testigo señaló que a esos encuentros acudían, además del propio Almallah, los procesados Basel Gahlyoun y Fouad Morabit «siempre» y, «con frecuencia», Serhane El Tunecino.
«La vigilancia no la llegamos a suspender nunca», afirmó, «aunque unas veces era más intensa y otras más suave». Según relató, los seguimientos «esporádicos» a las personas que frecuentaban el local se producían «semanalmente, desde marzo de 2003, y ya judicializados desde junio de ese año, con intervenciones telefónicas y otras actuaciones autorizadas por el juez».
Cuando un abogado le preguntó si ese control se había prolongado hasta marzo de 2004, el agente repuso que «hasta que se producen las detenciones de Fouad Morabit y de Basel Ghalyoun, mucho después de marzo de 2004, se continúan las vigilancias y las intervenciones telefónicas». Los dos fueron arrestados el día 24 de ese mes, 13 días después de la matanza de los trenes.
El responsable policial también admitió que El Tunecino era seguido por su grupo de investigación. Así, dijo que la primera noticia que tuvo de otro acusado -Fadual Akil- fue en febrero de 2004, cuando acudió a una cita «a primera hora de la mañana» con Serhane, que en ese mismo momento estaba siendo vigilado por algunos agentes. Entre otras precisiones, apuntó que tenían localizado el piso del islamista en la calle de Francisco Ramiro «en la que llegaron a estar empadronadas 32 personas, entre ellas Basel Ghalyoun».
También contestó a la fiscal sobre su actuación en la retirada del vehículo Skoda Fabia de la nave de la empresa Hertz. El Ministerio Público sostiene que el coche fue utilizado por los islamistas para transportar las bombas que explotaron el 11 de marzo de 2004, pero el vehículo, que según la Policía figuraba denunciado como sustraído en Alicante, no fue localizado hasta junio de ese año.
Sobre este punto, el inspector realizó otra aportación novedosa. El letrado José Luis Abascal le preguntó si la Brigada Provincial de Información (BPI) tuvo el cometido de investigar las matrículas de los coches estacionados en el aparcamiento de la estación de Alcalá cuando apareció la furgoneta Kangoo. El testigo respondió que «en ese concreto, yo tengo conocimiento de que parte de la gente de la BPI participó en ese dispositivo junto a agentes de la comisaría de Alcalá».
Además, también dijo que se interesó en saber por qué el perro había señalado que en el Skoda podía haber explosivos, pero cuando exploró el coche por segunda vez no detectó nada. Según narró, un guía canino le explicó que en una funda para pistola encontrada en el vehículo podían quedar vestigios muy débiles de una detonación, y que por eso el animal podía detectarlo una vez sí y otra no. Los perros especializados no dieron respuesta positiva ni en la furgoneta Kangoo ni en el zulo de Morata.