Conozco a una mujer de éxito exigible: empresaria con beneficios anuales, mediática, guapa, rubia, alta, talla 40-42, más de 40 años y menos de 50, madre y separada. Sólo le falta el acompañante masculino que quede bien en la foto. Y cuando eso falta y además se es feliz, hay un mecanismo social y público que inmediatamente se pone en marcha, el de la suspicacia. Si es hombre rápidamente se le añade el ítem de maricón. Si es mujer, de rara o bollera.Pero no sólo es la foto, hay más. Es la cuestión del sexo, matiz que si no está públicamente resuelto el éxito no es completo.Aunque para los y las analistas del éxito la vida sexual sea insatisfactoria, escasa o demasiado cotidiana, se ha de dar por supuesta.
Hace unos días cené en Flash-Flash con gente que ha oído hablar de ella. Tomé notas «f» y «m», según el parlante fuera masculino o femenino. Esta fue la conversación:
F : El otro día la vi en la pelu. De no teñirse de rubia tendría el pelo blanco.
F: Podría hacerse otro corte. Lleva la melena demasiado larga para su edad.
M: Pues a mí me parece una mujer muy atractiva.
F: Creo que está muy operada. Seguro que se ha hecho alguna lipo.
F: Siempre va chanelera o de ETRO.
M: A mí me parece increíble el imperio empresarial que ha montado.
F: Habría que ver a costa de qué.
M: Por cierto, ¿está casada?
F: Separada y con un hijo, que se dice que no es del marido.
M: Me sorprende que no tenga pareja.
M: A ésta no debe haber tío que la aguante.
F: Seguro, es de las que os dan miedo a los hombres.
F: Bueno, corre la voz de que es lesbiana.
M: ¿Cómo? Eso no me lo creo. Sería una lástima.
F: El otro día en Alp lo comentaba la amante de Jaime, el marido de Patricia.
F: También dicen que no deja que su ex vea al niño.
F: Pues él es encantador, la verdad. Simpatiquísimo. Ahora está liado con la ex de Figueras.
M: Será encantador, pero pretende vivir de ella y no lo consigue.
Escuché y callé porque enemigos me sobran. La realidad es ésta: la que la llamaba lesbiana era ex amante del ex marido. Teñidas íbamos todas. La que habló de la lipo se ha puesto los labios como una tortuga. El que lamentaba el falso lesbianismo hace tiempo que suspira por ella. La que la llamaba chanelera todavía lleva la mochila Vuitton. Su hijo no ve a su padre -dicho sea de paso son idénticos- porque no le da la gana y su éxito empresarial es fruto del rigor. Hay que ser comprensivo y pensar cuán humanos eran aquellos comentarios. Es el coste que se paga por el éxito de catálogo: lo que no se sabe, se inventa.
anna.alos@yahoo.es