La epidemia de tuberculosis en todo el mundo se ha estabilizado por vez primera desde que, en 1993, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzara una emergencia sanitaria. El dato negativo de la jornada -hecho público con motivo, mañana sábado, del Día Mundial de la Tuberculosis- es que, pese a ello, la enfermedad cada día mata a 4.400 personas.
Este desigual balance fue el que ayer ofreció la directora general de la OMS, Margaret Chan, en la presentación del informe anual sobre los afectados por el bacilo. En él se recoge que, en la actualidad, es detectado el 60% de los casos y, de ellos, la inmensa mayoría logra curarse. Los números también dicen que, aunque el porcentaje de enfermos bajó algo en 2005 respecto al año anterior, los casos siguen en ascenso porque la población mundial aumenta. En total, casi 8,8 millones de enfermos al año, de los que 1,6 millones mueren, la inmensa mayoría en Africa subsahariana.
«Necesitamos tratar este problema como parte de un incremento en el acceso a los servicios sanitarios. Todo el mundo, al margen de donde viva, debe acceder a la diagnosis y el tratamiento de la tuberculosis», declaraba ayer Chan.
Los responsables de la OMS están especialmente preocupados por dos cuestiones: por la relación de esta enfermedad con el sida y porque se van extendiendo las resistencias a los fármacos más baratos y, por tanto, más disponibles entre las personas sin recursos.
Problemas de tratamiento
Respecto al VIH, casi 200.000 de los fallecidos en 2005 por la TB eran seropositivos. De hecho, ésta es la principal causa de muerte entre los enfermos de sida, por lo que la OMS considera que, igual que a los enfermos de tuberculosis se les hace el test del sida, debería hacerse lo mismo a la inversa, algo que ocurre en pocas ocasiones.
Las resistencias a los fármacos que hoy están más disponibles es otro peliagudo problema, dado que si siguen aumentando podrían dar al traste con los avances que se han conseguido. El director del departamento Stop TB de la OMS, Mario Raviglione, aseguraba ayer que existe un plan para controlar estas resistencias, pero que los países lo están implantando muy lentamente y que sería necesario aumentar en 650 millones de dólares los fondos que se destinarán a este programa en 2007.
Los datos de Médicos Sin Fronteras (MSF) son aún más pesimistas. Indican que los tratamientos serán efectivos sólo en la mitad de los enfermos con tuberculosis multirresistente. MSF denuncia que, debido, entre otras cosas, a la «insuficiente investigación», algunos pacientes desarrollarán TB ultrarresistente al margen de la atención que reciban. Según sus médicos, también resulta muy complicado diagnosticar las resistencias porque se precisan equipamientos muy sofisticados y el diagnóstico tarda ocho semanas, demasiado tiempo si el enfermo, además, tiene sida.