Aitana Sánchez-Gijón, que como lleva ahí toda la vida parece que no cumple años, tuvo un 2006 teatralmente bastante pleno. Cruel y tierno la llevó, en el Centro Dramático Nacional, a poner en la picota las guerras íntimas y no tanto. Y además, tuvo la fortuna de recorrer varios escenarios -entre ellos el regio y solemne del teatro romano de Mérida- junto a nada menos que Mario Vargas Llosa, dando réplica interpretativa y carnal a las a veces un tanto robóticas recitaciones del escritor peruano.
Pregunta.- ¿Cómo entra en contacto con Cruel y tierno? ¿Lo recuerda?
Respuesta.- Pues fue Gerardo Vera quien me llamó, y me dijo: «Hay un autor inglés que es la bomba, que está teniendo un éxito en toda Europa impresionante...». Me envió el texto y esa misma noche no pude dormir, que es el barómetro ideal que tengo para saber que haré un papel, que me involucraré en un proyecto. Me sucedió eso mismo con Las criadas, también con La puerta cerrada, y ahora con Cruel y tierno.
P.- ¿Qué tiene el texto que la capturó de esa manera?
R.- Pues algo muy potente, muy extraño, con un lenguaje fuera de lo habitual, que habla de cómo desde Occidente vivimos guerra y horrores parapetados, pero se acaba filtrando. El texto... Espera, que tengo que hacer memoria, que cada vez que termino un proyecto... La obra está inspirada en Las traquinias de Sófocles, y la protagonista es una heroína de teatro griego. El texto tiene grandes dosis de revulsivo ante cómo vivimos, y también de compromiso.
P.- ¿Y Crimp como autor?
R.- Es como si tuviera una escritura automática, como si no hubiera elaboración, parece que escribe todo lo que se le pasa por la cabeza, pero en realidad es algo mucho más complejo.
P.- ¿Qué narra la obra?
R.- Las guerras de fuera, y también las de dentro: con el marido, con el hijo... El mundo interior...
P.- Y a Aitana Sánchez-Gijón, ¿qué le da el teatro que no el cine?
R.- Que cada día vives el arco completo del personaje. En cine es un pedacito cada día, un trabajo mucho más individual, más teórico, no se suele ensayar mucho, no estás habitualmente en el elemento, no trabajas con decorado... El teatro se va construyendo, muchas veces a través de la utilización del espacio, de los utensilios...
P.- ¿Y cómo elige cuándo hacer cine y cuándo teatro?
R.- Hacer teatro o no se decide de forma más visceral que otra cosa. Cuando llevo mucho tiempo y estoy desengrasada, cuando llevo huyendo de hacer teatro mucho tiempo, porque me da mucho miedo aún subir a escena, lo sufro mucho, es una experiencia límite, pues cuando eso sucede regreso a los escenarios.
P.- ¿Pero sufre en el estreno o también después?
R.- Siempre, siempre. Es constante. Hay quien lo vive con más tranquilidad... Pero bueno, aún no me ha llegado a paralizar. ¡Crucemos los dedos!
P.- ¿Y la experiencia con Mario Vargas Llosa?
R.- Ahhhh... Eso es un regalo inmenso. Él es un contador de historias, un inventor de fantasías que tiene la valentía y el entusiasmo, como los viejos rapsodas, de subir a contarlo. Vamos a continuar: ahora él está escribiendo un texto sobre Las mil y unas noches. Además, Mario tiene un sentido del humor extraordinario.
