DANI CORDERO
BARCELONA.-
«Nosotros, la sociedad civil», autoproclamó el profesor del IESE Pedro Nueno. Se refería a los casi 1.000 asistentes que ayer llenaron el aula magna de la escuela de negocios barcelonesa, convocados por la patronal Fomento del Trabajo, la Cámara de Comercio de Barcelona y el RACC para reivindicar un aeropuerto con el mayor número de enlaces transoceánicos posibles y una red aeroportuaria española descentralizada.
Se trataba, en efecto, de la élite empresarial y social de Cataluña. En primera línea, junto a los convocantes, la cúpula de La Caixa y sus participadas, con Ricardo Fornesa, Isidro Fainé, Salvador Gabarró, Jordi Mercader y Salvador Alemany al frente. Detrás, el aforo continuaba presentando un aspecto de alto ejecutivo, muy masculino, representante de la crême de la sociedad catalana.
Hacía tiempo que la denominada sociedad civil no celebraba ningún acto conjunto y el futuro del aeropuerto y la adjudicación de la Terminal Sur sirvió como acicate. La sociedad civil catalana desconfía de Madrid, pero tampoco se fía de la capacidad de la clase política catalana para conseguir introducir los intereses de Cataluña en la decisión de Aena sobre el reparto de la nueva terminal, venían a decir los organizadores y asistentes al celebrar un acto sin presencia alguna política, y al que tildan todavía de «acto académico».
Ayer, la participación de los tres ponentes escogidos por los convocantes era un puro divertimento para la audiencia. Su mensaje era conocido. El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, Germà Bel, puso la base empírica acerca de las bondades de la competencia entre aeropuertos para resolver su rentabilidad. El ex conseller Andreu Mas Colell, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, hizo gala de un discurso nacionalista en el que puso en duda que Aena defienda los intereses de Cataluña. Y Nueno utilizó referencias de profesionales asiáticos y estadounidenses para demostrar cómo se debe gestionar un aeropuerto para convertirlo en un hub. Fue el único capaz de hacer reír a una audiencia que ayer poco esperaba hacerlo.
|