Lo más grave no es que sentenciara desde su sala basándose en una de las más controvertidas azoras del Corán islámico, sino que lo hiciera justificándose en un libro religioso y no en la Constitución de Alemania. El escándalo está servido en un país donde el uso del pañuelo musulmán es un debate que crece cada día.
De momento, la juez de Familia del Tribunal Administrativo de Fráncfort, Christa D., de 54 años, ha sido retirada del caso a petición de la abogada de la demandante, una joven alemana de padres marroquíes, de 26 años y víctima de malos tratos, que solicitaba un divorcio inmediato del agresor, su marido desde 2001.
Pero el reino de la lógica germánica se tambaleó la pasada semana cuando la magistrada en cuestión rechazó la petición de la mujer, madre de dos niños y sin pañuelo cubriendo sus cabellos, según destacaba ayer el diario popular Bild, alegando que la ley islámica «permite» el proceder de su esposo.
«No es raro que el hombre ejerza su derecho de castigar a su esposa», añadió la representante de la Justicia alemana, apelando de nuevo a esa supuesta ley islámica. La abogada de la demandante, Becker-Rojczyk, destacaba ayer en la edición digital de Der Spiegel unas palabras de la juez destacando que el hombre puede sentir dañado su honor si su mujer no es casta. «Considera aparentemente que mi cliente no es casta porque ha adoptado el estilo de vida occidental», subrayó. La juez de Fráncfort también recomienda a la esposa que espere el tiempo de separación exigido por la ley en Alemania para solicitar la demanda de divorcio, un año.
La azora 4, en su polémica aleya 34, según la versión de Muhammad Asad (Leopold Weiss), judío europeo converso al islam en 1926 y que falleció en 1992, asegura: «...¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande».
Sin embargo, otras versiones más actuales y progresistas del libro sagrado islámico aseguran que la traducción de las palabras «pegadles» y «obedecen» es incorrecta, y recomiendan sustituirlas por «discutidlo» o «poned fuertes ejemplos» en el primer caso, y «si os calumnian» en el segundo.
En todo caso los distintos partidos alemanes han reaccionado al unísono contra la decisión de la juez. El secretario general de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Ronald Pofalla, bromeaba al asegurar en el Bild: «Cuando el Corán se eleva al rango de ley fundamental alemana sólo me queda decir, ¡buenas noches Alemania!».
Desde su partido hermano en Baviera, la Unión Socialcristiana (CSU), el ministro del Interior Günter Beckstein tacha de «insoportables» los argumentos de la magistrada. Por parte de los Verdes, el vicepresidente de su grupo parlamentario recordaba que la ley alemana castiga a los individuos que golpean y profieren amenazas de muerte, como es el caso de la mujer marroquí, según su denuncia.
Desde la página electrónica de Der Spiegel, la directora de Terre des Femmes en Alemania, Christa Stolle, calificaba el hecho de «increíble». Y aprovechó para denunciar la benignidad de los jueces alemanes a la hora de sentenciar en casos de violencia o crímenes entre parejas procedentes de culturas «más tradicionales».