Lento, no muy alto, excelente conversador, buen degustador de vinos, Juan José Hernández (Juanjo para sus amigos) era el provinciano que llegó muy joven a Buenos Aires, y que, en su rica mundanidad, jamás olvidó su origen.
Nació en San Miguel de Tucumán (Argentina) en 1931, pero odiaba hablar de la edad. En 1952, publicó sus dos primeros libros de poesía, que llamaron mucho la atención y le valieron algún premio local. Son Negada permanencia y La siesta y la naranja. Enseguida entró en contacto con lo más fértil de aquel momento todavía ubérrimo de la literatura argentina: el grupo de la mítica revista Sur que dirigía Victoria Ocampo.
Juan José trabó enseguida amistad, sobre todo, con Silvina Ocampo ( mujer de Bioy Casares) con el gran narrador José Bianco -con el que tuvo una relación sentimental, sería luego su heredero- y, más tarde, con la poeta y suicida Alejandra Pizarnik. Vitalista y abierto, la obra de Juan José Hernández es, me parece, uno de los eslabones últimos del espíritu de Sur. De su gusto ancho, independiente, cosmopolita y moderno.
Al libro de poemas Otro verano (1966) siguió un largo silencio poético. Pero ya para entonces se había iniciado como narrador con un libro de cuentos, El inocente (1965), que tuvo enorme éxito, con alabanzas de Virgilio Piñera desde Cuba o de Enrique Pezzoni. El cuento que da título al libro no suele faltar en las antologías generales del cuento argentino. A esa obra (siempre al ritmo lento, tucumano, que le gustaba al autor y que le parecía propio de la cultura mejor vivida) siguieron la novela La ciudad de los sueños (1971) y los libros de relatos La favorita (1977) y Así es mamá (1996), que reunía la producción anterior añadiendo nuevas piezas.
Volvió a la poesía en 1999 con Contar y cantar (título significativo de su concepto de la escritura) y añadió nuevos textos en la recopilación de sus poemas Desideratum (2001) que llegué a presentar con él, en la Casa de América de Madrid, un año después, cuando la editora Adriana Hidalgo, quiso traer también sus libros a España. Que yo sepa su último libro editado es una colección de ensayos (con varias semblanzas de amigos famosos) titulada (sic) Escritos irreberentes, de 2003.
Juan José Hernández -escritor vario de clara hondura, de plurales sugerencias- tradujo a Tennessee Williams y a Paul Verlaine, y fue muchos años (¡qué cosas!) el encargado de la prestigiosa sección de obituarios del desaparecido periódico porteño La Prensa, donde entró a trabajar en 1960.
Ambicioso, muy ambicioso en la literatura, pero perezoso y lánguido en un vivir que le gustaba sensual, Juanjo Hernández fue un tipo encantador y un escritor magnífico.
Juan José Hernández, escritor, nació en San Miguel de Tucumán (Argentina) en 1931 y murió el 21 de marzo de 2007 en Buenos Aires (Argentina).