Sábado, 24 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6306.
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GAO XINGJIAN / Premio Nobel de Literatura
"El escritor tiene que pensar en sí mismo, sólo así será libre"
LAURA FERNANDEZ

BARCELONA.- En un país hormiguero, el escritor tiene que ser cigarra. Gao Xingjian, Premio Nobel de Literatura en el año 2000, fue prohibido en su país, China, por condenar la matanza de la plaza de Tian'anmen en 1989. Sus compatriotas ni siquiera pueden pronunciar su nombre desde ese día. Su vida hasta ese momento forma parte de un pasado que ardió con todas sus cosas, las que la policía china le confiscó. Autor y director teatral, escritor, artista plástico, traductor y crítico literario, Xingjian no cree en la «masa» sino en el individuo. En el escritor que escribe por y para sí mismo. Abajo las banderas y las intenciones no artísticas. Acaba de publicar Contra los ismos (ElCobre) y participará en las jornadas que ha organizado el Romea para conmemorar el Día Mundial del Teatro .

Pregunta.-¿Su Premio Nobel sigue siendo un insulto en China?

Respuesta.-Sí, por supuesto. Sigo estando censurado. Pero ya no me importa. Hace muchos años que pasé página. Es estúpido.Absurdo. Pero es lo que hay.

P.-¿Qué supuso para usted conseguirlo?

R.-Me cambió la vida. Pero por un tiempo. Me vi inmerso en un remolino de conferencias, entrevistas... Todo el mundo quería algo de mí. Cuando la locura pasó, me puse enfermo.

P.-No es muy aficionado a los ambientes literarios, ¿verdad?

R.-No, no lo soy. Tampoco me gustan los medios de comunicación.Me gusta crear, no quiero ser una estrella mediática. Pero hace 20 años que vivo en París y desgraciadamente desde el principio formo parte del ambiente literario de la ciudad. Es algo que me gustaría evitar. Preferiría estar al margen. Dejar que sean mis libros los que hablen por mí.

P.-Y sus libros dirían que es usted un escritor que reivindica la individualidad del artista por encima de todo...

R.-Sí, y no sólo la del artista, sino la de todo el mundo. Siempre hay que pensar en uno mismo. La masa se puede manipular fácilmente y si nos dejamos absorber por ella, seremos mucho más vulnerables de lo que somos como individuos. Los políticos se aprovechan de eso. Tenemos que luchar contra la masa y los ismos.

P.-¿Tiene el artista en ese sentido una función social?

R.-No. El artista ni siquiera debería ganar dinero por crear.No hay que ver el arte como una profesión, sino como algo que uno hace por uno mismo. Sólo así será libre.

P.-¿Siempre ha opinado así?

R.-Por supuesto. Escribo desde que era un niño, antes de tener conciencia política. Cuando tenía ocho años mi madre me regaló un cuaderno para que escribiera un diario. A los diez años ya escribía cuentos y con 12 empecé a pintar óleos. Para mí crear fue desde el principio algo natural, no una profesión.

P.-Su creación se reparte entre la novela, el ensayo, el teatro y la pintura, ¿diferencia el formato a la creación?

R.-No, bueno, en realidad tengo claro desde el principio qué y cómo quiero hacer algo y lo que hago es programarme. Me distribuyo el tiempo de manera que pueda hacerlo todo. Eso es lo único complicado.Me programo el año entero con antelación.

P.-¿Sentimientos como la rabia, la frustración o la venganza son, en algún sentido, materia prima para un escritor?

R.-No deberían serlo. Porque no ver las cosas con distancia puede provocar cierta ceguera en el autor. Siempre hay que tomar distancia, volverse frío. Así se despierta la conciencia de autor.

P.-En Contra los ismos arremete usted contra el cada vez mayor protagonismo del director teatral en detrimento del autor, ¿cómo cree que podría cambiar esta situación?

R.-Debería reivindicarse al dramaturgo, porque es importante saber cómo se expresa un texto, pero también todo el pensamiento que hay detrás. Necesitamos autores que conozcan bien el medio y busquen otro tipo de escritura, una nueva dramaturgia que inspire al teatro contemporáneo, que le dé la vuelta, como hizo Bertolt Brecht.

P.-Dice usted que el autor no ha de tener una intención, pero una de sus obras, La huida (que se incluye en Contra los ismos) tiene una clara intención política.

R.-Sí, es cierto. Es muy político, pero a la vez es tan filosófico que va más allá de la política. El hombre puede huir de todo menos de sí mismo. Es un concepto más filosófico que político.Y el resto de mis obras son apolíticas. Defiendo el teatro autónomo, el que está por encima de todo eso.

P.-La diferencia entre el teatro y la novela es...

R.-El público. La novela es como un monólogo interior. Solitario.Y el teatro es todo lo contrario. Los seres humanos estamos solos y el teatro nos permite comunicarnos. Es un punto de encuentro, una especie de enfrentamiento que nos nutre.

P.-¿Existe ese enfrentamiento entre el lector y el novelista?

R.-No. Cada uno de ellos tiene una tarea. Uno lee y el otro escribe.Esa parece más una relación surgida del marketing, porque si un autor piensa en el lector, no escribirá bien.

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