Pregunta: De puertas afuera, este Gobierno ha cambiado mucho.ERC parece que ya no es el problema, y al PSC le ha surgido desde dentro la piedra del conseller Llena y desde fuera algunas actuaciones de ICV...

Respuesta: Este Gobierno tiene una hoja de ruta més ordenada que el anterior, el estilo presidencial es evidentemente muy diferente y ERC tiene muy claro que hemos hecho un pacto a 4 años, para desarrollar el programa. Somos conscientes que nos hemos comprometido a desarrollarlo y nos centramos a ello desde el Gobierno. Eso da una imagen positiva de los consellers de Esquerra y, globalmente, una sensación de más placidez en la Entesa. No voy a entrar en valoraciones sobre otras conselleries, pero nuestra aportación es de orden y seguridad.

P.: Todo pese a que las posibilidades de que el Estatut salga adelante en Madrid se van disolviendo como un azucarillo en el café.

R.: Lo sabemos y somos más conscientes que nadie, porque fuimos los más críticos con el Estatut. Desde ERC creemos que el autogobierno quedará francamante erosionado en los próximos años, y es por eso que estamos en el Govern, con dos objetivos básicos: garantizar la cohesión social y evitar que el país se parta en dos e intentar recuperar el tiempo perdido en la revolución industrial del siglo XXI, que es la sociedad del conocimiento, las industrias de valor añadido y la investigación. Ahora toca correr. Pese a tener una democracia formal, estamos viviendo un modelo de Estado fruto del franquismo del que ahora vivimos sus consecuencias. Estamos todavía en una fase post-traumática.

P.: ¿Cómo van a trabajar ustedes en el desarrollo del Estatut en la actual situación?

R.: Estamos en el Govern y nuestro objetivo es que el Estatut se desarrolle por la franja alta. Pero el tiempo nos ha dado la razón más rápido de lo que pensábamos cuando las alegaciones de los abogados del Estado convierten aspectos como el del término nación en filfa, aseguran que ninguna competencia está blindada y que la financiación es general. Son justo las tres razones por las que ERC dijo que no al Estatut. Quiere decir que teníamos razón. Ahora que no se quejen. Tenemos las de perder, porque quien tiene que acabar interpretando es arte y parte. ¿Alguien se piensa que el Estado interpretará a favor de Cataluña el ambiguo Estatut pactado por Mas y Zapatero? Nosotros ya estábamos mentalizados.Ahora que el resto dé explicaciones. Los desesperanzados ahora son los que defendieron el sí.

P.: Pero, a pesar del voto que dieron, ¿la moral de la tropa de ERC no está baja?

R.: No, todo lo contrario. Eso está llenado de razón a la población.La reacción de la sociedad civil en el tema del aeropuerto o de Cercanías no dejan ser más que síntomas que el malestar ha llegado al techo. Ahora tendremos un elemento más de toma de conciencia. Analistas que eran federalistas han tomado el camino de la autodeterminación. Si ERC lo hace bien, puede que la situación sea favorable a nuestras posiciones a medio plazo. Las posibilidades son escasas y eso revertirá en el desengaño de la población y en el beneficio de las fuerzas que tienen con un horizonte postestatutario, el derecho a decidir, tener estructuras de Estado. Se ha visto que en el marco estatal no encajamos.

P.: Aena la crea el PSOE, ¿también cree que tiene una estructura franquista?

R.: Aena la crea el PSOE y la utiliza el PP. La maquinaria central del Estado no tiene color político y el síndrome Barajas, que copa el doble o más de la inversión en aeropuertos, se reproduce en todos los sectores. Madrid ha abducido a España. Y sólo resiste el País Vasco, que tiene la caja, y Cataluña, gracias a su sociedad civil.

P.: ¿Por dónde pasa el futuro del aeropuerto de El Prat?

R.: Primero, que Aena no tome ninguna decisión sin el Govern, que ha de ser decisivo cuando decida el reparto de la Terminal Sur.

P.: Y, ¿usted confía en eso?

R.: ¡Yo no confío en nada! No. ¿Cómo quiere que esté confiado? Los incumplimientos son la orden del día. Pero lo exijo. Que se cumpla la demanda histórica de la mayoría catalana y la homologación de todo el mundo en el sentido de que los aeropuertos son empresas diferentes y compiten entre ellas. Que El Prat sea una empresa autónoma, con la mayoría en manos de Cataluña, que es la Generalitat, municipios y empresariado. Esa es la condición básica.

P.: ¿Pensar en un centro internacional de interconexiones aéreas en Barcelona es realista?

R.: ¿Estamos a tiempo de tener un gran hub? Quizás no, pero que al menos no nos puteen. No vale que Madrid juegue en la Segunda División y que, a costa de liderar esa categoría, Barcelona no pueda liderar la Tercera División. La sociedad catalana tiene instrumentos de influir: si desde Barcelona se necesita viajar para coger vuelos intercontinentales, nadie nos obliga a pasar por Madrid. Y en la medida que las compañías low cost vayan creando puentes aéreos con Frankfurt, Milán o Amsterdam, que los catalanes prefieran volar a los auténticos hubs. Así se les escapará de los dedos la voluntad de tener un mercado cautivo.

P.: Ni Iberia ni Spanair ofrecen una oferta que garantice los deseos del Govern. ¿Siente frustración?

R.: Toda la del mundo. Ninguna de las dos alianzas es ideal.La buena sería una que apostara por crear un hub de Segunda.

P.: La entrada de Lufthansa en el accionariado de Iberia, ¿cómo le puede afectar al aeropuerto de El Prat?

R.: No será desfavorable que Iberia pase a ser controlada por compañías de fuera del Estado, porque no tendrá los prejuicios de tipo político que han regido a las empresas ubicadas en Madrid.Se mirarán el negocio como un negocio, y ya está. Puede ser que El Prat tenga más posibilidades.